La mayor duna de Europa: Duna du Pilat

La duna du Pilat es un capricho de la naturaleza, una enorme duna de arena natural costera acumulada en la entrada de la bahía de Arcachón, a unos 70 kilómetros de Burdeos. Se extiende como una cuña incrustada en el infinito bosque de Las Landas a lo largo de 2,7 km de costa y penetra unos 500 metros en tierra firme engullendo árboles de más de 15 metros de alto a su paso. La altura de la cresta de la duna de más de 115 metros, la más alta de Europa. Es un lugar excepcional y no solo por la propia duna, sino por las vistas desde su parte superior, ya que la bahía de Arcachon es uno de los parajes costeros de Francia más espectaculares, y eso que a lo largo de la costa francesa hay mucho donde elegir.

Para llegar a la duna tenemos que dirigirnos al pueblo de La-Tete-de-Burch al sur de la bahía de Arcachon y desde allí seguir las indicaciones. La duna y su entorno están catalogados como un Grand Site de Francia, un espacio natural protegido. Llegamos a un enorme parking donde  dejamos el coche y allí iniciamos un corto sendero por el bosque que para nada hace suponer que vaya a acabar en la gigantesca duna. Al inicio del sendero hay una serie de restaurantes, tiendas de recuerdos y todo lo que cabe espera en un sitio realmente muy turístico como es éste. Tras caminar poco más de 200 metros y empezar a notar la presencia de arena sobre el sendero, tomamos una curva y de repente la enorme mole de arena se eleva ante nosotros.

La visión en medio del bosque es realmente sobrecogedora. Pero todavía nos queda lo mejor, subir hasta la cresta de la duna. Para ello podemos optar por subir directamente por donde nos plazca o bien utilizar una plataforma con escaleras y barandillas de madera habilitada para facilitar el ascenso – ésta esta solo instalada en los meses de buen tiempo -. Cuando llegamos a la parte superior sorprende sobre todo las vistas pero también la ingente cantidad de arena que hay acumulada en la duna.  Estamos a unos 1150 metros de altitud sobre el nivel del mar. La vista es increíble. Por una parte la propia duna que se extiende hacia el sur prácticamente hasta donde la vista alcanza y que a su vez va descendiendo lentamente hasta el mar a lo largo de unos 500 metros. Por otra parte en el mar sobresalen dos gigantescos bancos de arena, al más puro estilo caribeño, los bancos de Toulinguet y Arguin, donde podemos ver algún pequeño barco fondeado  y gente disfrutando del paraje.

En la zona cercana a las escaleras hay muchísima gente simplemente disfrutando del panorama y sentada o tumbada en corrillos. A medida que te vas alejando al sur las multitudes quedan atrás y puedes disfrutar de la  duna de una manera más íntima. Te puedes imaginar perfectamente que vas caminando por el desierto, porque solo ves arena y mar. Merece la pena darse el paseo  completo, aunque es duro porque avanzar sobre arena no es lo  mismo que avanzar sobre roca o tierra firme y la longitud es de casi tres kilómetros. Pero al menos hacer un tramo merece mucho la pena. Las vistas van cambiando y vas disfrutando de diferentes subidas y bajadas que ofrecen increíbles perspectivas. La sensación de estar sobre el infinito bosque de Las Landas en una duna es realmente curiosa.

Una vez nos hayamos cansado de caminar también merece la pena bajar hasta el mar, porque  la vista desde allí es también preciosa. Nos  encontramos justo debajo  dela inmensa mole de arena. Y como no, si visitamos la duna en verano segur que agradecemos un chapuzón en las cristalinas aguas del entorno de la duna. Una experiencia inolvidable es la de ver la puesta de sol desde la duna, con el sol hundiéndose en las aguas del atlántico. Y para volver al coche nos tocará descender por el lado del bosque, el más escarpado. Aquí la gente ya no usa las escaleras sino caminos laterales que se han hecho por el propio paso de la gente y bajan literalmente rodando. Para los niños una verdadera gozada. Y para los adultos también.

Este que hemos descrito es el acceso más común a la duna, pero se puede acceder desde el norte por la costa, desde el precioso pueblo de Arcachon. Se puede llegar hasta el extremo norte de la duna y pasear por la costa o disfrutar de la playa y subirla desde el mar hacia el interior. Por cierto  que en el extremo norte de la duna a nivel del mar hay un antiguo e imponente bunker de la segunda guerra mundial. Pero la verdad es que la experiencia no es lo mismo. Desde el sur igualmente podemos acceder por la costa. Y otra forma muy interesante de ver la duna es desde el mar, contratando un viaje en barco desde Arcachon que nos lleve por los bancos de arena y nos ofrezca buenas vistas de la costa.

Y para completar la visita a la duna siempre podemos darnos una vuelta por la bahía de Arcachon donde hay unas pintorescas casas sobre postes en medio del agua, usadas por los mariscadores para protegerse de la marea alta. Desde la duna hasta el bonito pueblo de Arcachon es todo playa. Toda  la zona está muy orientada al ocio y las vacaciones, y podremos hacer infinidad de actividades relacionadas con el mar.