Seguimos nuestro viaje por la costa sureste de Inglaterra, continuación del viaje que iniciamos en este otro post. Aquí entramos en la fabulosa Costa Jurásica y terminamos el recorrido a las puertas de Cornualles, que visitaremos en otra ocasión. Esta región se caracteriza por sus fabulosos paisajes costeros y su tranquilidad. No hay grandes núcleos urbanos y la carretera invita a pararse en sus múltiples recovecos para ir descubriendo el paisaje. Seguimos encontrando como en la primera parte del viaje preciosas playas, bahías y curiosas formaciones rocosas, además de algunos preciosos pueblos costeros.
DÍA 10:
Nuestra primera parada fue el bonito Castillo de Corfe. El castillo, o más bien sus ruinas, se encuentran en una colina sobre el precioso pueblo de Corfe. Este pequeño pueblo está formado por casas de piedra, algunas con tejado de paja, que conforman un cuadro muy pintoresco. Se accede al castillo a través de una de las antiguas puertas y desde allí un sendero asciende suavemente por la ladera de la colina hasta llegar a las ruinas. Son unas ruinas preciosas que merece mucho la pena visitar. Una vez en el castillo recorrimos las ruinas y disfrutamos de las vistas desde varios miradores. El pueblo también merece un paseo para disfrutar de sus típicas casas donde hay varias tiendas y bares.

Dejamos el pueblo y nos fuimos a explorar la zona costera de Studland and Godlingston Heath. Es un precioso parque natural con playas y muchos senderos para pasear. Dimos un paseo por la playa de Shell Bay y después hicimos un sendero hasta una roca muy fotogénica situada en el interior, en una colina, la roca de Agglestone. Desde allí hay una preciosa vista de toda la bahía. Desde el pueblo de Studland caminamos también hasta unas formaciones rocosas en los acantilados, las Old Harry Rocks, unas rocas blancas con un arco muy cerquita de la costa. Es una zona de acantilados con fabulosos miradores para disfrutar el paisaje. Nosotros nos limitamos a la zona más espectacular, la que rodea Old Harry Rocks, pero además hay muchos más kilómetros de senderos para recorrer los acantilados hacia el oeste. En definitiva, una zona fabulosa para pasear.

Llegamos a otro pequeño pueblo costero, Swanage, caracterizado por su muelle desde donde hay una preciosa vista de toda la bahía hasta la isla de Wight. Paralelos al muelle se pueden ver una hilera de pilotes en el mar, que son los restos de un muelle más antiguo y que ahora están catalogados como monumento histórico. Dimos un agradable paseo por el pueblo, con sus casitas frente al mar. Y tomando el coche seguimos la costa del mismo pueblo e hicimos paradas en algunos puntos muy destacados. El primero fue Dancing Ledge, una plataforma de roca baja justo debajo de los acantilados. Nos explicaron que cuando hay algo de oleaje el agua provoca un efecto visual en la plataforma que parece que este bailando, pero nosotros no pudimos verlo. Seguimos el camino hasta Seacombe Cliff, otro acantilado bajo similar, donde parece ser que se cargaba mineral en barcazas. Todo el paisaje de esta zona de acantilados es muy bonito. Y un poco más adelante llegamos a otra zona en la que sí que había edificaciones mineras en un pequeño entrante del mar, bastante pintoresco todo ello. Seguimos el sendero pasando por el cabo donde hay una capilla y una estación de vigilancia marítima y seguimos rodeando hasta llegar a una pequeña bahía, conocida como Chapman´s Pool, donde los acantilados de color grisáceo caen hasta la pequeña media luna que la forma. Y desde allí ya deshicimos el recorrido hasta el aparcamiento en Worth Matravers. En total anduvimos unos 4 o 5 Km, un paseo fabuloso, muy agradable, disfrutando de esta preciosa parte de la costa.

Ya en el coche seguimos avanzando hasta otro enclave de la costa, la torre de Clavell, un pequeño monumento circular con grandes vistas sobre la bahía de Kimmeridge. Tras la bahía otro paseo por la costa nos llevó a un precioso lugar, Worbarrow Tout, un saliente de tierra con una forma realmente pintoresca. Subimos hasta la cima para disfrutar de unas preciosas vistas a ambos lados. En esta parte la costa es muy accidentada y por tanto las oportunidades para sacar fotografías son innumerables. Además este promontorio en concreto alberga varias huellas de dinosaurio, muy comunes a lo largo de toda esta parte de la costa. Desde la playa de Worbarrow el sendero asciende de nuevo hasta Flower’s Barrow, un impresionante mirador sobre los acantilados en ambas direcciones. Aquí la altura es bastante mayor de la que habíamos visto hasta ahora y las vistas son maravillosas.
Y el día no nos dio para más, caminando por los maravillosos senderos volvimos al coche y dejamos el resto de este sector de costa para el día siguiente.
DÍA 11:
Tras desayunar en el B&B volvimos exactamente a donde lo habíamos dejado el día anterior. Nos acercamos en coche todo lo que pudimos hasta Mupe Bay Beach. Hay que decir que toda esta zona no es directamente accesible en coche, hay que dejar el coche lo más cerca posible de los acantilados y de la costa y después caminar – no demasiado, unos 400,600 metros dependiendo de los sitios -.Bajamos a la playa de Mupe Bay, una preciosa playa de piedras y bonitas formaciones rocosas con fabulosas vistas de los acantilados.

La costa no se puede seguir en este punto porque hay una instalación militar asÍ que la rodeamos con el coche y llegamos después caminando al siguiente punto de interés: Pepler's Point, un mirador sobre la preciosa bahía de Lulworth Cove, uno de los rincones más bonitos de la costa. En el pueblo de Lulworth junto a la pequeña bahía visitamos el centro de visitantes donde hay información sobre los orígenes de la Costa Jurásica y los lugares más importantes de la misma. Desde allí subimos hasta la otra punta que cierra la bahía para disfrutar de más vistas, desde el otro lado y hacia el oeste. Más paisajes preciosos. Seguimos el sendero y vimos más lugares de interés como unos arcos en las rocas del mar en Stair Hole.
Pasamos por más playas como la de St Oswald's Bay Beach y acantilados fabulosos hasta llegar a otro de los lugares más pintorescos de la costa, Durdle Door, un acantilado de piedra que se adentra en el mar formando un precioso arco junto a una playa de arena. La playa que se encuentra al otro lado del acantilado, Man O'War Beach, también es realmente pintoresca. Terminamos el recorrido en Bat’s Head, un saliente de la enorme pared de acantilado blancos que hace de mirador y nos permitió disfrutar de una amplia panorámica de la costa. No seguimos más por no alejarnos demasiado del coche – luego había que volver – pero el sendero continúa por la costa, aunque por el mapa que teníamos no parece que hubiese más puntos relevantes. Eso sí, el paisaje es realmente fabuloso y el paseo una maravilla.

Dejamos esta preciosa zona donde disfrutamos muchísimo de la naturaleza y llegamos hasta Weymouth, con un coqueto puerto caracterizado por sus casitas pintadas de vistosos colores. Hay muchos cafés, pubs, restaurantes y es una zona bastante animada. El puerto se encuentra además en la desembocadura de un lago en el mar lo que añade bastante encanto al mismo, con los puentes que lo atraviesan. En el extremo norte del muelle hay una torre de observación con un ascensor exterior que te eleva a más de 50 metros para disfrutar de las vistas. Además el ascensor va rotando para disfrutar de las vistas en todas direcciones.
Tras callejear un poco y pasear cerca de la enorme playa nos fuimos hasta el Northe Fort, un antiguo fuerte situado en un extremo del pueblo, desde donde hay una preciosa vista desde las murallas. El propio edificio en sí es bastante interesante con sus pasajes subterráneos y diferentes estancias que albergan exhibiciones con informaciones sobre la historia de Weymouth, y diferentes pertrechos y vehículos de la Segunda Guerra Mundial. Un poco más adelante en la costa llegamos a un bonito parque sobre el acantilado donde una pasarela de madera nos llevó a las ruinas del Castillo Sandsfoot. Otro rincón pintoresco.

Y terminamos el día en la cercana isla de Portland , localidad unida a la costa por una lengua de tierra y una larguísima playa que se pierde en el horizonte hacia el oeste. Aquí paramos en un parque de esculturas que hay en una antigua cantera y donde se han esculpido diferentes motivos en las propias rocas de la zona. Paramos también en Blacknor Fort, los restos de una antigua construcción militar antes de llegar a la punta sur de la isla donde hay un faro y una roca muy pintoresca: Pulpit Rock. Y con esto se acabó el día, nos alojamos en Weymouth donde cenamos en el puerto.
DÍA 12:
Iniciamos este día visitando las ruinas de Abbotsbury Abbey. En realidad no queda nada de la abadía aparte de una pared que poco tiene que ofrecer. Sin embargo en las proximidades vimos la capilla de Ste Catherine, un precioso edificio en la cima de una suave colina, con vistas hacia todo el campo circundante. Paramos en el Golden Cap en Morcombelake, donde un sendero muy sencillo nos llevó desde el aparcamiento hasta un mirador fabuloso sobre la costa. Allí se abren arenales a ambos lados del cabo. Y seguimos hasta el pequeño pueblo de Beer para ver su playa, una playa de piedras rodeada de acantilados y donde los barcos pesqueros son arrastrados al interior de la propia playa, creando una imagen realmente pintoresca. Poco después llegamos a Sidmouth, un pueblecito costero muy agradable con una playa con fabulosas vistas a los acantilados rojizos. Hacia el otro lado del pueblo se baja a otra playa desde un acantilado a través de unas escaleras. Desde Salcombe Hill , a donde llegamos tras un paseo, obtuvimos una vista fabulosa del pueblecito.

Seguimos por la costa hasta Otterton, donde paramos en Ladram Bay, un rincón de la costa donde hay preciosos acantilados y una serie de rocas en el mar que recuerdan en cierta manera al Algarve portugués. Es un lugar precioso y subimos hasta un mirador de los acantilados conocido como High Peak con vistas espectaculares.

Avanzando por la costa llegamos a otro pueblo costero, Exmouth. Lo primero que hicimos allí fue asomarnos a Orcombe Point, un pequeño cabo con bonitas vistas de la costa. Ya en el pueblo paseamos por los alrededores de su puerto – es un entrante del mar rodeado por preciosas casas en todos sus lados -.
Visitamos después Exeter, la capital de Devon. No es una ciudad espectacular pero si tiene una par de cosas que ver. La principal: su preciosa catedral, un enorme y monumental edificio que también merece la pena ver por dentro. Cerca de la catedral hay algunas casas de piedra antiguas que añaden más interés si cabe a la zona de la catedral. También encontramos alguna casa de origen medieval de entramado de madera. Cerca de allí está también otro edificio monumental, el Museo Royal Albert Memorial, que nos limitamos a ver por fuera.

Callejeando un poco llegamos a la zona del Muelle de Exeter, una zona muy pintoresca donde hay un canal con sus barcos y antiguos edificios de almacenes… una zona muy agradable y bonita por la que pasear. Hay además bastantes pubs y restaurantes. Dejando Exeter tras una corta visita paramos en el Castillo de Powderham, en realidad una casa solariega bastante bonita, que aunque visitable nos conformamos con verla desde fuera.
Regresamos a la costa y nos fuimos hasta Torquay, otro importante centro de vacaciones de la costa sur de Inglaterra y hogar de Agatha Christie. De hecho recorriendo el pueblo hay numerosas referencias a la escritora, como su casa de nacimiento, hoteles que inmortalizó en sus novelas y otros lugares. En la oficina de turismo nos dieron un folleto con diferentes lugares señalados en la vida de la escritora. El puerto es realmente pintoresco, con una pasarela que lo atraviesa y deja bonitas vistas y la calle principal del pueblo parte del mismo puerto y está repleta de comercios. Es una zona muy animada. No muy lejos de allí vimos la Torre Abbey, una abadía formada por un edificio precioso. Y en el norte del pueblo llegamos a una zona de acantilados, Babbacombe, desde donde se desciende en funicular a una bonita playa flanqueada por unos acantilados de color rojizo. En Torquay hay numerosas atracciones orientadas al turismo, como museos, una exposición sobre dinosaurios… Entre todas ellas hubo una que nos llamó la atención y nos decidimos a visitarla. Se trata de Bygones, donde se repasan diferentes momentos históricos de Inglaterra. Lo más bonito es una recreación de una calle empedrada del siglo XIX, donde hay un montón de tiendas, casas de época… una visita realmente interesante.

Cerca de Torquay vistamos también Cockington, una recreación de una villa medieval, muy bien conservada y al aire libre a diferencia de Bygones. Y ya no nos dio para más. La verdad es que esta zona está repleta de cosas para ver y hacer pero hace falta más tiempo. Nosotros vimos lo básico porque queríamos seguir con nuestro viaje.
DÍA 13:
Nuestra primera visita del día fue el precioso puerto pesquero de Brixham, muy característico por sus casas de colores que se descuelgan sobre el puerto. Caminando por el muelle del puerto hasta el faro hay una fabulosa vista de todo el pueblo y los antiguos muelles. En el muelle principal junto al paseo del pueblo hay amarrado un barco clásico, el Golden Hind. Es un barco museo precioso donde te puedes subir a bordo y explorar las cubiertas y sus estancias interiores. La verdad es que es una visita muy recomendable.

Dejando atrás Brixham seguimos costeando hasta Dartmouth, otro bonito pueblo costero en la desembocadura del Dart. Cruzamos el río en un pequeño ferry desde Kingswear, otro pintoresco pueblecito cuyas casas se apiñan en la ladera del monte sobre la desembocadura. La desembocadura está rodeada por dos fortalezas una en cada orilla y nos fuimos directos a visitar la más grande, la que se encuentra en la orilla oeste. El castillo de Dartmouth es precioso, un edificio situado en una roca justo en la desembocadura. Además del edificio y la iglesia que hay al lado merecen mucho la pena las vistas sobre el puerto y el mar. La mejor vista del castillo se obtiene desde la rampa del ferry de pasajeros que hay cerca del castillo. Nosotros habíamos llegado en coche pero merece la pena ir hasta la rampa para ver el castillo.
Regresando al pueblo callejeamos por su preciosa parte vieja con callejuelas estrechas, casas de colores y otra pequeña fortaleza justo en el puerto, Bayard’s Cove Fort. Las casitas descolgándose sobre las laderas de la montaña le dan un toque especial a este pueblecito costero. Un edificio destacable también es el museo del pueblo, que no visitamos pero realmente es un edificio típico en una zona preciosa. Las casas que rodean el puerto son también dignas de ver. Otro edificio que destaca sobre las casitas es la escuela de Marina del Royal Naval College, un enorme edificio sobre una colina tras el pueblo.

Desde Dartmouth seguimos la costa pasando por algunas calas y playas preciosas de arena dorada, llegando a Torcros, donde la enorme playa separa el océano de un lago creando un bonito paisaje. Dejando atrás otra preciosa playa, la de Beesands, llegamos al cabo de Start Point. Allí una muy agradable caminata nos lleva al faro sobre unos acantilados con grandes vistas en todas direcciones. El cabo se adentra en el mar como una cresta montañosa y subimos a la cima – un paseo sencillo – para disfrutar de la espectacular vista. Un sendero se extiende a lo largo de la costa desde aquí hasta el oeste pero como no teníamos tiempo lo que hicimos fue volver al coche y hacer algunas paradas en sitios específicos de la costa como la punta de Prawle, otro paisaje espectacular sobre el mar. Dimos un paseo por el sendero hacia el Oeste hasta llegar a Moor Sand Cliffs, otro bonito paraje. Nuestra última parada en esta preciosa zona fue la playa de Gara Rock que nos limitamos a ver desde lo alto del acantilado junto a un hotel donde dejamos el coche.

Seguimos hasta Salcombe, otra localidad en el borde de una desembocadura y tuvimos que dar un bue rodeo porque hay ferry para cruzar el estrecho pero solo para pasajeros. Salcombe es un pueblo muy agradable con su puerto y preciosas casas rodeando el mismo. Callejeamos un poco por el centro y luego nos fuimos a ver sus calas más conocidas North Sands y South Sands. También vimos por allí los restos de un castillo. Tras la South Sands Beach se levanta un importante acantilado y subimos hasta la zona superior para disfrutar de unas preciosas vistas. De hecho de aquí comienza otro sendero que sigue por kilómetros de costa que tiene una pinta fantástica. Como no teníamos tiempo nos fuimos hasta nuestro destino de este día, Hope Cove. Un idílico pueblecito con unas rocas muy pintorescas que cierran una pequeña bahía. Subimos al promontorio que cierra el puerto por su lado sur para disfrutar de una fabulosa vista y ya desde allí nos fuimos al B&B en el mismo pueblo.
DÍA 14:
Tras desayunar dimos un paseo por el pueblo – inicialmente no teníamos pensado ver nada aquí pero el día anterior nos había encantado – y estuvimos por su pequeña playa repleta de embarcaciones sobre la arena y caminamos por unos espigones de hormigón que unían las rocas de la costa protegiendo la pequeña población del mar. Desde el lado norte sigue el sendero costero y desde el primer alto nos ofreció otra bonita panorámica del pueblo. Seguimos en coche hasta la playa de South Milton donde nos encontramos una pintoresca roca en el mar en forma de arco. Y seguimos hasta otra de las visitas que teníamos planificadas, la desembocadura del río Avon. Allí desde Bathan Beach se extiende un precioso paisaje de arenales y rocas con la Burgh Island como principal atractivo.

Tras disfrutar de la vista tuvimos que conducir media hora para cruzar el Avon y volver a la orilla de enfrente a la Burgh Island. Afortunadamente la marea estaba baja y pudimos pasar caminado a la isla, donde hay un antiguo hotel de estilo art decó. Es curioso que en marea alta para llegar a la isla hay una especie de tractor con unas ruedas enormes para poder llevar a la gente a través de la lengua de mar. Supongo que ha de ser toda una experiencia. Exploramos la pequeña isla y aparte del bonito hotel subimos a la parte superior desde donde hay una preciosa vista de la isla y del istmo de arena que la une a tierra firme.

Dejamos la costa para pasar la tarde en Plymouth, la última ciudad antes de entrar en la región de Cornualles y con un importante pasado como centro marítimo de la costa sur de Inglaterra. Paramos en Plymouth Hoe, una elevación rocosa que es un fabuloso mirador sobre el estrecho de Plymouth y la isla de Drake. Subimos al imponente faro que se eleva sobre el mirador y desde donde se mejoran muchísimo las vistas. Muy cerca del faro y en Plymouth Hoe visitamos también la Ciudadela Real, una enorme fortaleza a cuyas murallas pudimos subir. De la Ciudadela bajamos al puerto de Sutton una zona con edificios de piedra y un buen paseo junto al enorme espacio dedicado al amarre de embarcaciones. Es una zona con bares y muy animada además de ofrecer un montón de estampas pintorescas. Hay un monumento recordatorio del Mayflower y otro de Leviatan junto a unas pasarelas metálicas que cruzan la salida de agua del puerto y llevan al Acuario, el más grande de Inglaterra. En torno al puerto también hay callejuelas empedradas con las casas más antiguas de la ciudad.

Al oeste de la ciudad encontramos otra zona costera bastante interesante. El Royal William Victualling Yard es una antigua instalación de la Marina Real y que alberga una serie de bonitos edificios de época. Hoy es un barrio elegante con bares, comercios… otra zona muy agradable para pasear y disfrutar de los edificios realmente monumentales. Aquí concluimos el día, cenamos y nos alojamos.
DÍA 15:
Este día iniciamos el camino de vuelta de nuestro fabuloso viaje por la costa sur inglesa y lo aprovechamos para ver algunas cosas por el interior. De hecho lo que hicimos fue recorrer los principales puntos de interés del parque nacional de Dartmoor. Nuestra primera parada fue Morwellham Quay, una atracción muy interesante especialmente si se va con niños. Se trata de una recreación de un poblado de mineros de la época victoriana, con el muelle donde embarcaban el mineral y una visita en tren al interior de la mina que explotaban. Todo ello en una zona boscosa y muy bien recreada con los empleados del lugar vistiendo trajes de época y ofreciendo actividades típicas de una población de la época. En definitiva, un recorrido por la historia de este rincón de Inglaterra que es realmente interesante. El viaje al interior de la mina se hace usando el mismo recorrido por railes que en la mina original.

Nuestra siguiente parada fue Buckland Abbey, una preciosa abadía cisterciense ya en desuso pero cuyos edificios se han preservado perfectamente hasta la actualidad. Ahora albergan una exposición de Drake, el archiconocido pirata británico que moró en esta casa durante varios años. Desde aquí tomamos el coche y nos dirigimos a la iglesia de St Michael en Brentor. Se trata de una preciosa iglesia de piedra que se levanta aislada sobre la cima de un peñasco rocoso dejando una estampa fabulosa. Desde la propia iglesia – cerrada – hay una maravillosa vista de parte del parque nacional. Un paisaje de verdes prados en todas direcciones, salpicado de pequeños bosquecillos, nos da una idea de lo que nos vamos a ir encontrando en este parque nacional.

No lejos de allí nos acercamos a la garganta de Lyford, con el objetivo de visitar la cascada de Whitelady. No es desde luego un salto de agua espectacular pero si es un rincón con mucho encanto. Desde el coqueto pueblo de Lyford – apenas un puñado de casas con una torre muy pintoresca sobre una pequeña colina - parte un sendero por la estrecha garganta que atraviesa algún túnel en la roca y mediante unas pasarelas nos deja en un pequeño laguito bajo la caída de agua.

En esta zona abundan los ‘tor’, unas rocas que se elevan sobre pequeñas colinas y que son muy características del parque. Visitamos una de ellas, la cercana Brat Tor, desde donde disfrutamos de más vistas del parque. Otra visita que hicimos en la misma zona fue el círculo de piedra de Sittaford. Es un círculo realmente amplio aunque de piedras bastante bajas. No es el único monumento megalítico de la zona pero no tuvimos tiempo de ver más. Otro precioso rincón que visitamos fue una cruz de piedra ubicada en un prado junto a un riachuelo, conocida como Windy Post Cross. No es un rincón espectacular pero sí tremendamente fotogénico, y además puedes encontrarte con los abundantes ponis que habitan el parque como nos ocurrió a nosotros. También por esta zona hay varias Tor de las que mencionábamos anteriormente.

Nuestra siguiente parada fue la antigua cantera de Foggintor Quarry. Dejamos el coche pasado Merrivale donde ya habíamos visto otra cantera similar. Se trata de zonas donde el antiguo espacio ha sido ocupado por un lago y rodeado de preciosas formaciones rocosas. La de Merrivale es sencilla pero la Foggintor es realmente preciosa y muy accesible ya que desde el aparcamiento un corto sendero nos lleva a la antigua cantera. En el pequeño pueblo de Postbridge encontramos otro bonito rincón donde un primitivo puente de piedra cruza el riachuelo junto al puente de piedra de la carretera del pueblo. Acabamos el día en el bosquecillo de Bellever, un rincón muy frecuentado en la zona por los que quieren pasar un día en la naturaleza. Es un bosque que se encuentra junto a un riachuelo salpicado de pintorescas piedras. El bosque en sí formado por unos árboles enormes es un lugar maravilloso para pasear.
DÍA 16:
Comenzamos el día donde lo dejamos el día anterior. Pasamos por Dartmeet donde hay un puente de piedra similar al de Postbridge aunque destruido en parte pero también es una parada que merece la pena. Nuestro siguiente destino, Haytor Rocks, tiene dos atractivos, por una parte la antigua cantera de Haytor y por otra parte las rocas que salpican el paisaje y a través de las cuales hay diferentes rutas de senderismo. Primero visitamos el centro de visitantes del pueblo de Haytor donde nos informaron de los senderos de la zona. Visitamos la antigua cantera, que a pesar de tener alguna maquinaria abandonada de la cantera no tiene la misma riqueza paisajística de la que habíamos visitado el día anterior. Hicimos luego un sendero que nos permitió tener una visión general de la zona y subimos a las dos rocas de Haytor Rocks, desde donde hay una fabulosa vista. Estos dos afloramientos rocosos son dos de los más icónicos ‘tors’ del parque. Un paisaje realmente bonito.

La siguiente parada en el parque no fue un espacio natural sino una de las aldeas más pintorescas que vimos durante el viaje, Lustleigh. Nada más entrar en las cuatro calles que componen el núcleo del pueblo parece que estés en un cuento, ya que casi todas las casas tienen sus techos de paja y la sensación es impresionante. El pueblo se recorre rápidamente pero las oportunidades para sacar fotografías son muchísimas. Y ya saliendo del parque hicimos una parada en Buckfastleigh, donde hay una espectacular abadía aunque solo pudimos verla por fuera, pero mereció mucho la pena. En este pueblo hay un tren de vapor que recorre el valle hasta Totnes, pasando por bonitos paisajes. Nosotros por falta de tiempo nos desplazamos a Totnes en coche.

Totnes es un pueblo junto al río Dart. Un bonito castillo se encuentra en una colina sobre el pueblo. El castillo es poco más que un círculo de piedra que ofrece sin embargo buenas vistas sobre el caserío. El pueblo en si también merece la pena. Las casas a lo largo de la calle principal son preciosas y la iglesia y el ayuntamiento son también unos edificios muy destacados. Estuvimos paseando por las calles del pueblo y nos dirigimos después hasta nuestro último destino del viaje, el pequeño pueblo de Dittisham, a orillas del río Drat también. El pueblo no tiene gran cosa pero el paisaje junto al río es realmente pintoresco. Las vistas desde el pequeño muelle y desde la parte alta del puerto son también maravillosas. Aquí pernoctamos el último día del viaje ya que al día siguiente comenzábamos el camino de vuelta.
Lugares de interés: