Un recorrido por el Algarve

Recorremos el Argarve en 10 días visitando sus maravillosos paisajes costeros, con sus idílicas calas rodeadas de espectaculares formaciones rocosas y pasando por alguno de los pueblos más interesantes de esta región al sur de Portugal, sin duda la más turística de todo el país.

DÍA 1:

Entramos en Portugal desde Huelva atravesando el puente internacional sobre el Guadiana. Nada más cruzarlo hay que parar el vehículo en una estación para que nos habiliten el pago electrónico en la autopista – la que recorre el Algarve solo dispone de este tipo de peaje - . Nosotros este trámite que básicamente consiste en asociar una tarjeta de crédito a la matrícula del coche ya lo habíamos hecho por internet a través de la página easytolls.com. A partir de ahí ya puedes entrar y salir de la autopista a voluntad, pues se cobran los peajes cada vez que se pasa por unos portales situados a intervalos en la propia autopista.

Puente entre España y Portugal, Huelva, Algarve
                                                                                                                              Puente entre España y Portugal

Tomamos la primera salida y nos dirigimos a un mirador que habíamos visto desde el puente, en la Reserva Natural de las Marismas de Castro Marim. El mirador en cuestión está a orillas del Guadiana y se ve parte de la reserva – un espacio realmente tranquilo para pasear y disfrutar de la naturaleza – y el propio puente internacional. El puente, con las casitas blancas de Ayamonte de fondo es realmente fotogénico. Desde allí seguimos hasta el pequeño pueblo de Castro Marim.

Castro Marim, Portugal, Algarve
                                                                                                                                                               Castro Marim

Este coqueto pueblo con sus casitas blancas  y una preciosa iglesia tiene dos  puntos de interés principales: el fuerte de San Sebastian y el castillo. Ambos se sitúan sobre sendas colinas que nos ofrecen unas vistas maravillosas del pueblo y de los alrededores. Subimos a ambos aunque solo entramos en el Castillo, un recinto amurallado con un conjunto de edificios, algunos en ruinas y un pequeño recinto amurallado interior donde hay un museo. La visita merece la pena, ya no solo por el propio recinto sino también por las mencionadas vistas.

Playa de Manta Rota, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                   Playa de Manta Rota

Dejando el pueblo nos acercamos a la costa hasta el pueblo de Manta Rota. Allí hay una enorme y espectacular playa que se extiende por un lado hasta la frontera con España y por otra hasta el maravilloso espacio natural de la Ría Formosa. Caminando hacia el oeste la playa es completamente virgen con arenas blancas y un mar cristalino. Allí no pudimos resistirnos a darnos un baño ya que a pesar de estar en Abril la temperatura del mar es adecuada para el baño y el calor ambiental hace que apetezca. Tomamos de nuevo el coche para llegar a un pequeño pueblecito, Cacela Velha, que en realidad no es más que un puñado de casas con una pequeña iglesia sobre un mirador a las playas de la Ría Formosa. La vista es maravillosa y ya nos da una idea de lo que va a ser este espacio natural de la ría Formosa, formada por una serie de islas barrera con playas kilométricas de aguas transparentes y arena blanca. Y entre las islas y el continente se forman arenales y zonas muy ricas en marisco, que recuerdan mucho a zonas de las rías gallegas.

Vistas desde Cacela Velha, Ria Formosa, Algarve, Portugal
                                                                                                                                        Vistas desde Cacela Velha

Desde Cacela Velha caminamos por la playa hasta una nueva zona conocida como la playa de Cabanas, otra playa espectacular rodeada de dunas. Y lo mejor de todo es que al ser tan grande esta playa alejándote un poco del pueblo prácticamente no hay gente.

Antes de continuar por la costa hicimos un par de visitas por el interior de esta zona del Algarve. La primera fue Odeleite, un pequeño pueblo a orillas de un fotogénico embalse. Desde un mirador en la carretera disfrutamos de un panorama del mismo maravilloso y dimos un paseo por los alrededores del pantano. El pueblo en sí no tiene nada más, ya que está formado por un puñado de casitas bancas sobre una ladera, pero merece la pena parar de camino a Alcoutim, nuestro destino final para este día. Ç

Alcoutim, Algarve, Portugal
                                                                                                   Vista de Alcoutim desde Sanlúcar de Guadiana

Alcoutim es un bonito pueblo a orillas del Guadiana justo frente a otro precioso pueblo de Huelva, Sanlúcar de Guadiana. Un servicio de pequeñas embarcaciones permite el paso de una localidad a otra. En Alcoutim hay un pequeño paseo por la zona del embarcadero y sobre la misma se levanta la iglesia del pueblo con un precioso mirador hacia España. Subiendo por las callejuelas de casitas blancas llegamos al castillo, aunque ya no pudimos entrar debido a la hora. Una tirolina – cerrada el día que visitamos el pueblo – une España con Portugal a través del Guadiana. Callejeando llegamos a una pequeña playa fluvial en un afluente del Guadiana. Y este día no nos dio para más. Nos alojamos en el encantador pueblecito  tras un primer día de viaje por las estribaciones del Algarve.

DÍA 2:

Este día lo comenzamos visitando una de las ciudades más bonitas del Algarve, Tavira. La pequeña ciudad está atravesada por el río Gilao. Desde  el aparcamiento cercano al puente ferroviario fuimos paseando por la ribera el río donde ya comienza el casco antiguo y pasamos por el puente antiguo al centro de la ciudad. Allí una gran plaza, presidida por el ayuntamiento,  da acceso a las principales calles del casco antiguo. Las calles están jalonadas de preciosos edificios que nos llevaron a través de una puerta de las antiguas murallas a una de las  iglesias de la ciudad. Justo allí pudimos visitar también las ruinas fenicias de la ciudad, protegidas por una enorme carpa que da acceso al subsuelo donde se pueden ver restos de diferentes edificaciones.

Tavira, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                                             Tavira

Desde allí accedimos al castillo de Tavira, del que se conservan unas torres y parte de sus murallas. El recinto, convertido hoy en jardín ofrece preciosas vistas de los alrededores, especialmente hacia la preciosa iglesia de Santa María de Castelo, con su torre del reloj. Éste es uno de los edificios más bonitos de la ciudad. El interior cuenta con alguna capilla realmente bonita adornada con los típicos azulejos portugueses. Junto a la iglesia se levanta la Cámara Obscura, una atracción que permite ver mediante un sistema de espejos la ciudad en tiempo real. No entramos ya que habíamos visitado otras cámaras de este tipo en otros lugares y nos dedicamos a seguir callejeando  por Tavira. Junto a la iglesia del Castelo hay otra preciosa iglesia en las callejuelas empedradas de los alrededores.

Muelle en Tavira, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                           Muelle en Tavira

También estuvimos paseando por las dos orillas del río, disfrutando de la arquitectura de la ciudad, muy animada además. Y desde una de las dos orillas tomamos un ferry a la isla de Tavira, otra de las que componen la barrera del archipiélago de la Ría Formosa. El trayecto nos llevó por el río hasta la isla. La isla tiene unas pocas edificaciones y tras dejar el ferry enseguida llegamos a la enorme playa y sus dunas. Como el día no invitaba demasiado al baño dimos un breve paseo por la isla y volvimos a Tavira.

Ya en coche accedimos desde la zona de Santa Luzia al otro extremo de la isla, a la playa del Barril. Para eso dejamos el coche en Santa Luzia y atravesando un puente peatonal hicimos el trayecto hasta la playa. Hay un tren que te lleva hasta la playa recorriendo unos dos Km, pero optamos por hacer el recorrido andando. El objeto de llegar hasta aquí era el de visitar el cementerio de Anclas, una zona de las dunas donde han depositados cientos de anclas de embarcaciones junto al mar. Es un lugar curioso y fotogénico, pero aparte de eso tampoco hay mucho más que ver en esta zona de la playa.

Playa de Barril, Ría Formosa, Tavira, Algarve, Portugal
                                                                                                                                       Anclas en la playa de Barril

Así que seguimos nuestro viaje y paramos en Fuseta, un pequeño pueblo pesquero con un entrante de mar donde amarran las embarcaciones tradicionales y una zona de playa interior frente a diferentes islotes de arena. Un lugar muy bonito también es el extremo de la pequeña playa, donde hay una antigua estación de salvamento. Todo el paisaje de islotes es realmente precioso. En verano hay ferries desde este pequeño pueblo hasta la isla de Armona situada justo  enfrente. Sin embargo en Abril, cuando nosotros visitamos el Algarve hay que ir hasta Olhao para tomar un ferry a la isla.

Casco antiguo de Olhao, Algarve, Portugal
                                                                                                                                             Casco antiguo de Olhao

Y allí nos dirigimos precisamente aunque ya sin tiempo para visitar la isla. Nos conformamos con ver esta pequeña ciudad en el tiempo que nos quedaba de día. En Olhao hay un bonito paseo marítimo donde se levantan los edificios del mercado, muy característicos por sus cúpulas rojas. Nos adentramos desde allí en el casco antiguo  donde una no muy extensa red de callejuelas peatonales te llevan hasta la iglesia y el  Museo municipal. Pudimos visitar la iglesia, no así el Museo.  Callejeamos un poco en torno a esta zona, donde encontramos algunos callejones muy coquetos con las macetas típicas encastadas en una especie de proa de embarcación que habíamos visto  por todo el pueblo. Olhao tiene una zona histórica muy pequeñita pero no está mal para dar un paseo.

DÍA 3:

Dedicamos este día completo a visitar la Isla de la Culatra y Farol. Aunque desde Olhao hay dos ferries distintos para acceder a Culatra y Farol en realidad se trata de la misma isla. Nosotros decidimos entrar por Farol y volver por Culatra, viendo así los dos asentamientos de la isla y las dos zonas de la playa.

El ferry hasta la isla pasa alrededor de diferentes islotes que en marea baja dejan al descubierto zonas de recogida de marisco donde muchos mariscadores hacían su trabajo. El paisaje es precioso y es que toda esta zona pertenece al parque natural de la ría Formosa. Llegamos al pequeño muelle de Farol. El asentamiento de esta parte dela isla es meramente turístico, hay un buen número de casas de veraneo y una pista de cemento atraviesa la isla hasta su parte exterior donde una enorme playa se extiende a lo largo de varios kilómetros. Pese a dar al océano es una playa fabulosa con aguas transparentes y no mucha profundidad, ideal para los niños. Aprovechamos unas horas para darnos un baño y disfrutar de la preciosa playa y desde allí emprendimos la caminata a lo largo de la misma hasta llegar a Culatra.

Playa de la Isla de Farol, Ria Formosa, Algarve, Portugal
                                                                                                                                             Playa de la Isla de Farol

Una vez atravesada la larga pasarela de madera que nos conduce sobre las dunas llegamos al asentamiento de esta parte de la isla. La diferencia con el de Farol es enorme. Aquí hay un auténtico pueblo de pescadores. Un pueblo isleño, precioso, ya que no hay coches en la isla y el pueblo cuenta con todo lo que cabe esperar: una iglesia, bares, supermercados, plazas, columpios para los niños… vamos que se nota que es un lugar donde vive gente. Es realmente una maravilla  darse un paseo por las callejuelas de este pueblo disfrutando del ambiente. La zona del puerto es la más animada, con su playa y las pequeñas embarcaciones que faenan por la zona, con todos sus instrumentos esparcidos por la arena. Al final del puerto hay una entrada de la laguna en la isla y más dunas, pues la isla continúa varios kilómetros más hasta llegar a una punta frente a Armona, otra preciosa isla que visitaríamos también al día siguiente.

Culatra, Algrave, Ría Formosa, Portugal
                                                                                                                                                                          Culatra

Mientras esperábamos al ferry de vuelta vimos como mariscadores entraban en los campos que la marea había dejado al descubierto y recogían los tan codiciados frutos del mar. El viaje en ferry es también muy interesante para conocer el entorno de la Ría Formosa. Llegamos de nuevo a Olhao a última hora de la tarde donde paseamos por la zona del mercado, donde también hay varias terrazas, y nos alojamos de nuevo en el pueblo para explorar la isla de Armona al día siguiente.

DÍA 4:

De nuevo desde el puerto de Olhao, muy cerquita del  mercado, tomamos un nuevo ferry a otra de las islas barrera de la Ría Formosa, en este caso hacia Armona. Tras unos 20 minutos de viaje atravesando los preciosos paisajes de islotes arenosos y campos de marisco, llegamos a la isla. Armona es también una isla bastante turística. El embarcadero al que se llega es realmente pintoresco con una preciosa playa justo al lado.

Isla de Armona, Algarve, Portugal
                                                                                                                           Embarcadero en la isla de Armona

Atravesando las casas del pequeño pueblo llegamos a la playa del lado del Oceano Atlántico. La playa es espectacular, ya que los diferentes islotes de arena que se forman en las cercanías conforman un paraje espectacular. Por supuesto las aguas son cristalinas y la arena de un blanco deslumbrante. Una playa paradisiaca que se extiende a lo largo de varios kilómetros.  Disfrutamos de un baño en estas irresistibles aguas y según subí la marea nos dedicamos a pasear a lo largo del contorno oeste de la isla. Muy cerquita de allí se ve la isla de Culatra que habíamos visitado el día anterior.

En un momento dado nos adentramos en las extensas dunas y llegamos a una laguna de agua salada ya muy cercana a la población. Y tras la bonita laguna hay una pequeña bahía donde vimos algunas embarcaciones de los isleños. El paisaje y el ambiente isleño es fabuloso, aunque no tan autentico como en Culatra. No hay un verdadero pueblo sino muchas casas de veraneo, pero no obstante la isla merece la pena una visita. Volvimos de nuevo a la parada del ferry y desde allí regresamos a Olhao.

Playa de la isla de Armona, Algarve, Portugal
                                                                                                                                        Playa de la isla de Armona

Desde Armona nos fuimos a Faro, otra de las principales ciudades del Algarve. En Faro dejamos el coche junto al puerto, donde hay un parque y allí mismo se accede al casco antiguo a través del Arco da Vila. Este casco antiguo no está demasiado bien conservado y tampoco es muy pintoresco. Aunque hay algunas casas bonitas lo más destacable es la Catedral de Faro.  En la catedral se puede visitar un pequeño museo y acceder además desde el interior del edificio a su torre para disfrutar de unas bonitas  vistas de la zona antigua. Todo este casco histórico se encuentra amurallado y hay otro arco de acceso a las murallas en el lado opuesto al que accedimos. Cerca de allí y ya fuera de la muralla está el bonito palacio Belmarco.

Calles en Faro, Algarve, Portugal
                                                                                                                           Calles en el casco antiguo de Faro

Volviendo al Arco da Vila y ya extramuros nos encontramos la iglesia de la Misericordia, junto al parque del puerto. Y desde allí estuvimos callejeando por unas agradables calles peatonales comerciales. Otro punto de interés es el paseo junto al puerto desde donde hay varios lugares donde sacar unas bonitas fotos del puerto.  Y ya no nos dio tiempo para mucho más. Ese día nos alojamos en el mismo Faro.

DÍA 5:

Este día hicimos una primera parada en la playa de Faro, una legua de arena que cierra las islas de la Ría Formosa por el oeste. Es una zona fabulosa, virgen, donde unas pasarelas te permiten caminar por la zona de dunas hacia la playa de Barrinha. Solo algunas casas al principio del recorrido rompen la impresión de estar en una isla completamente salvaje como las que ya habíamos visitado anteriormente.

Isla de Faro, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                                   Isla de Faro

Tras un paseo por aquí nos dirigimos a la localidad e Alte, en el interior del Algarve. Alte es un pequeñísimo pueblo formado por unas pocas calles de piedra formadas por casitas blancas con curiosas chimeneas. El pueblo se encuentra en una sierra en un precioso paraje verde, y con un riachuelo que va desde la Fonte Grande a la cascada de Vigário, el principal atractivo del pueblo. Pasamos por el antiguo lavadero, un lugar muy atractivo. Tras sacar alguna foto por el pueblo llegamos hasta la cascada, muy cerquita del cementerio. No es una cascada espectacular pero es un lugar agradable.

Tras la visita a Alte recuperamos el recorrido por la costa y llegamos hasta la playa de Rocha Baixinha, una playa que se extiende al oeste desde Quarteira bajo unos acantilados rojizos, muy similares a los que iríamos viendo en el resto de zonas más pintorescas del Algarve. Desde varios lugares de la cima del acantilado se accede mediante pasarelas a la playa. Uno de los lugares más pintorescos es la parte oeste de la playa que se conoce como Barranco das Belharucas.

Seguimos hasta Olhos de Agua, un antiguo poblado de pescadores situados en esta zona de preciosos acantilados rojos. En la pequeña playa hay unos arcos de roca muy bonitos y una zona con las casetas de los pescadores con los barquitos varados en la propia arena. Una estampa de lo más pintoresca. Unas pasarelas dan paso a un sendero con miradores a algunas pequeñas calas hasta la vecina playa de Falesia. Hay un par de calas preciosas y los erosionados acantilados en tonos ocres y rojos forman un paisaje impresionante. También hacia el oeste recorrimos un sendero por los acantilados donde pudimos ver varias cuevas en las rocas, preludio de las más espectaculares que veríamos los siguientes días.

Olhos de Agua, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                              Olhos de Agua

Dejamos de nuevo la costa para acercarnos al pueblo de Loulé. No Es un pueblo espectacular pero merece la pena darse una vuelta por su casco antiguo y el precioso edificio del mercado, diseñado al estilo árabe. Junto al enorme edificio se encuentra el ayuntamiento y la torre del reloj. Y detrás del ayuntamiento se extiende el casco histórico donde podemos ver algún rincón con cierto encanto en las calles empedradas. Callejeando llegamos hasta la iglesia el pueblo y al pequeño castillo de la localidad. Se conservan tres torres y un pequeño patio donde se encuentra el discreto museo de  la localidad.

Loulé, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                                             Loulé

Y tras la rápida visita a Loulé, nos fuimos hasta Albufeira, donde nos alojamos esa noche. Nada más aparcar y llegar a la zona antigua nos dimos cuenta de que esta localidad está orientado al turismo extranjero, ya que numerosos bares y discotecas con sus relaciones públicas inundan la zona. Esto la verdad es que no contribuye a disfrutar del casco antiguo, pero callejeando llegamos a una calle principal desde donde un túnel nos lleva a la playa de la ciudad. Retrocediendo por el túnel subimos a la parte superior de Albufeira donde se extiende el antiguo barrio de pescadores con sus estrechas callejuelas con casitas encaladas. Este laberinto de callejuelas nos lleva a la Playa de los Pescadores donde otras callejuelas empedradas esta vez más orientadas al pequeño comercio, dan un cierto aire a pueblecito a la zona. Subiendo hacia el otro lado de la playa se llega al mirador de Pau da Bandeira, desde donde hay una bonita vista de la playa y parte del casco antiguo.

Albufeira, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                                         Albufeira

Hacia el otro lado de la playa caminamos hasta llegar a un ascensor panorámico que lleva a un mirador situado en el otro extremo del pueblo, el mirador de Peneco. Esta zona bastante elevada nos da una nueva perspectiva de la playa y de la zona que ya habíamos visitado. Volviendo por el interior de esta zona elevada vimos un par de iglesias antes de regresar de nuevo a la zona de bares donde habíamos comenzado la visita. Como resumen diría que Albufeira no es la ciudad que más nos gustó del Algarve por el tema comentado de los bares y discotecas pero sin embargo sí que tiene algunos rincones que merece la pena visitar.

DÍA 6:

Este día lo dedicamos a recorrer una de las zonas de costa más bonitas del Algarve, junto con la de Lagos. Fuimos visitando una sucesión de playas a través de una impresionante ruta de senderismo menos conocida que  la ruta de los Siete Valles, que haríamos al día siguiente pero igualmente espectacular. La ruta te va llevando por la costa y básicamente vas viendo las espectaculares formaciones rocosas erosionadas tan típicas del Algarve junto con las paradisiacas calas que se forman en sus numerosos recovecos. Merece la pena hacer la ruta caminando. Además con el tiempo que hacía aprovechamos para remojarnos en un par de estas fabulosas calas. Pero si no se quiere realizar todo el recorrido a pie se puede acceder en coche a varios de los puntos que visitamos este día. Otra opción es ir recorriendo estos puntos en coche y visitar las zonas colindantes, con lo que ya nos haríamos una buena idea de lo que es esta zona del Algarve portugués. No obstante mi recomendación es que si dispones de tiempo y ganas lo recorras a pie, ya que cada kilómetro del recorrido merece la pena.

Playa de Fraternidade, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                 Playa de Fraternidade

Nosotros nos desplazamos en coche hasta la Playa do Castelo. Aquí comienza uno de los sectores de costa tan característicos del Algarve. Fuimos caminando hasta la punta do Castelo para disfrutar de vistas de los acantilados y de la bonita playa de aguas cristalinas. Desde aquí seguimos caminando hacia el este por los acantilados, alcanzando enseguida la playa de Cohela tras dejar atrás una pequeña cala atrás, la de Fraternidade. A lo largo de los acantilados que rodean la playa hay varios miradores sobre entrantes rocosos que nos ofrecen diferentes y espectaculares panorámicas. Seguimos el sendero – uno delos muchos que hay – a lo largo de los acantilados y vamos disfrutando de los preciosos paisajes costeros hasta llegar a otra playa muy curiosa, la de Ninho Andorinha. Se trata de un pequeño arenal ubicado en  un entrante del acantilado y donde el agua llega sólo por una abertura en la parte inferior de la pared de roca. Un lugar muy curioso sin duda. A ambos lados de esta cala hay otras dos, la de Ponta Pequena y Ponta Grande, que están más abiertas al océano.  Una cala realmente bonita también es la de los Piratas, donde la roca erosionada ofrece una estampa impresionante.

Cala de Piratas, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                            Cala de Piratas

Y caminando por el acantilado llegamos a la playa de Sao Rafael, un arenal mucho más amplio, precioso también y muy fácilmente accesible en coche ya que un aparcamiento ocupa parte de la zona superior del acantilado. Esta playa cuenta hasta con su propio bar . En la parte este de los acantilados pasamos por una zona preciosa de roca rojiza erosionada, muy al estilo de los parques americanos de Zion o Bryce. Varios miradores nos permiten contemplar esta joya geológica. La playa de Sao Rafael además de ser preciosa es de las más cómodas por su acceso y tamaño para disfrutar de unas horas de playa. Nosotros nos dimos un buen baño y seguimos por la ruta de los acantilados hasta finalizarla en la próxima playa de Arrifes. A partir de aquí la costa se suaviza y llega hasta Albufeira. Dimos por concluida la visita a esta zona de la costa y regresamos hasta la playa de Castelo.

Playa de Sao Rafael, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                    Playa de Sao Rafael

Ya en coche nos fuimos  a Vila Lara, un barrio costero de la localidad de Porches. Allí vimos una bonita playa, la de Cova Redonda, que aunque bonita no es de lo mejor que habíamos visto ese día y muy cerca de allí llegamos hasta la ermita de Nossa Senhora da Rocha, una pequeña iglesia situada en un espolón rocoso que se adentra en el mar y ofrece grandes vistas de la playa Nova. Esta estampa de la ermita sobre la roca es realmente impresionante. Y aunque se puede llegar caminando por un sendero similar al de la mañana hasta la siguiente zona de interés esta vez lo hicimos en coche por falta de tiempo. Dejamos el coche en la playa de Fontainhas, donde hay una punta rocosa que ofrece vistas de una roca conocida como el submarino amarillo, lo que se puede comprender por su forma y el tono que adquiere cuando la luz del atardecer incide sobre su superficie. Caminamos por los acantilados hasta la playa de Albandeira, pasando por otras oquedades de la roca que llegan al mar. En la playa de Albandeira hay un precioso arco rocoso de los más fotogénicos de la costa del Algarve. Y ya no nos dío tiempo para más, tuvimos que dejarlo aquí disfrutando de los tonos ocres de la roca con las últimas luces del día.

DÍA 7:

Este día lo dedicamos casi por completo a realizar el sendero de los 7 valles, que va desde Marinha a Vale de Centeanes. Se trata de un recorrido espectacular por una franja de costa de los acantilados erosionados que tan famoso han hecho al Algarve portugués. Entre los acantilados vamos encontrados playas y calas a cada cual más bella. Algunas de las playas más conocidas del Algarve se encuentran aquí. Nosotros alargamos un poco más la ruta oficial hasta llegar a Carvoeiro, donde como veremos hay varios puntos de interés.

Playa de Marinha, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                         Playa de Marinha

Dejamos el coche en el aparcamiento de playa de Marinha y allí empezamos el recorrido. Antes de adentrarnos en el sendero nos acercamos a un mirador hacia el este de la playa, que nos da otra vista de la fantástica playa de Marinha y también nos permite apreciar otro par de calas que no están dentro de la ruta. Ya en el sendero, la playa de Marinha se presenta como uno de los grandes atractivos paisajísticos de la ruta. Las formas erosionadas de los acantilados junto con los diferentes islotes rocosos situados en la misma hacen que esta playa sea una de las imágenes icónicas del Algarve. Dejando atrás la playa llegamos a un mirador hacia los arcos de Benagil, dos espectaculares arcos contiguos que conforman otro rincón espectacular. Seguimos caminando por los acantilados donde hay varios pozos que llegan hasta el mar y vamos disfrutando de los entrantes y salientes de los mismos.

Otra bonita playa por la que se pasa es la de Corredoura, una pequeña bahía rodeada por acantilados. Y un poco más allá en el recorrido llegamos a otra de las joyas del recorrido, el Algar de Benagil, una cueva marina a la que solo se puede acceder en barco o nadando si uno se anima desde la cercana playa de Benagil. Nosotros decidimos visitarla en piragua ya que te da  una mayor libertad. La cueva, que ya habíamos visto desde el recorrido por la parte superior, es espectacular, una pequeña cala cubierta en el interior de una enorme oquedad de la roca. Es la cueva que aparece en muchísimas fotos del Algarve y la sensación de estar allí dentro y disfrutar de un pequeño baño es una sensación maravillosa. Aunque la cueva se encuentra repleta de visitantes – numerosos barcos acercan a los visitantes y los dejan remar hasta el interior en piraguas – la sensación sigue siendo impresionante.  La playa de Benagil es otra calita preciosa.  Tras dejar atrás la playa y el Algar el sendero avanza por una zona un tanto menos espectacular hasta llegar a la siguiente cala, la de Carvalho. La playa es bonita, pero lo realmente impactante es el acceso a la misma a través de un túnel con escaleras que desciende por el corazón de los acantilados.  Esta playa, al igual que la de Benagil, están bastante más concurridas ya que son fácilmente accesibles en coche.

Algar de Benagil, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                          Algar de Benagil

La ruta continúa por varios salientes más del acantilado y otros pozos similares a los que ya habíamos visto hasta llegar a una gran roca unida a tierra por un bajo cordón de rocas  y que conforma otro paisaje espectacular. Pudimos acceder a esta roca para disfrutar de los preciosos panoramas en todas direcciones. Esta zona es de las más bonitas del recorrido y así llegamos hasta un pintoresco faro, el de Alfanzina.  En este tramo de costa también se pueden ver varias cuevas en los acantilados.  Tras pasar un tramo de costa un poco más anodino llegamos a la playa del Vale do Centeanes, el teórico final de la ruta. Hasta aquí son unos 6 Km, no demasiado duros aunque hay continuas subidas y bajadas en el sendero, desde el nivel del mar para acceder a algunas de las playas hasta la parte superior de los acantilados.

Playa de Carvalho, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                       Playa de Carvalho

La playa de Centeanes está custodiada por unos altos acantilados y decidimos seguir la caminata hasta Carvoeiro. La vista atrás hacia la  playa es realmente espectacular.  Seguimos admirando la costa, hasta llegar al Algar Seco de Carvoeiro. Unas escaleras nos llevan a una zona de acantilados más bajos donde hay un chiringuito y una especie de cueva tallada en la roca con unos agujeros que a modo de ventanales nos ofrecen vistas del entorno. Un lugar muy bonito y realmente curioso.   Otro tramo de escaleras nos lleva junto al Algar Seco a una especie de piscina natural interior rodeada de los acantilados, y también preciosa.

Carvoeiro, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                                      Carvoeiro

Desde esta zona un sendero acondicionado con pasarelas de madera nos lleva al final de nuestro recorrido, Carvoeiro, con una preciosa playa rodeada de las casitas blancas del pueblo que se puede disfrutar desde un Fuerte situado en un espolón rocoso.  Hasta aquí prolongamos la ruta en algo más de 2 Km respecto a lo que sería el sendero oficial de los 7 valles. Y entre el recorrido, las piraguas y las innumerables fotos que habíamos tomado se hacía inviable además de poco apetecible por el cansancio acumulado deshacer el sendero que habíamos recorrido. Así que tomamos un taxi que nos devolvió de nuevo al aparcamiento de la playa de Marinha. Hay que decir que el recorrido se puede hacer perfectamente ida y vuelta si uno no se entretiene demasiado, pero si decides disfrutar de algún baño cono hicimos nosotros más la visita en piragua al Algar de Benagil, la excursión se alarga fácilmente a lo largo de todo el día.

Este día nos alojamos en Silves que sería nuestra primera visita el día siguiente.

DÍA 8:

Silves es una pequeña población en el interior del Algarve que destaca sobre todo por el bonito castillo que corona la población. La vista desde la carretera de acceso desde el otro lado del río es preciosa. La catedral y el castillo dominan el perfil del pueblo junto con el puente de piedra, que puede atravesarse a pie.  Desde la calle 25 de Abril, se accede a través de una puerta amurallada al casco antiguo, un entramado de callejuelas empedradas que nos llevan hasta la catedral, que pudimos visitar, eso sí previo pago de una entrada. El edificio es precioso por fuera y por dentro, de hecho es considerado uno de los edificios góticos más importantes del Sur de Portugal. Saliendo de la catedral accedemos al castillo. La visita es muy sencilla ya que básicamente se reduce a caminar por las murallas del mismo, pero las vistas sobre la ciudad son preciosas.

Silves, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                                             Silves

Y tras ver los dos principales monumentos  del pueblo recorrimos las callejuelas empedradas con sus bonitas casas, algunas de ellas con azulejos. Hay muchos rincones con encanto y merece la pena darse una tranquila vuelta hasta la zona del río  para disfrutar del puente, cruzarlo y disfrutar de la vista desde el otro lado.

Retomamos de nuevo nuestro recorrido por la costa visitando el pequeño pueblo de Ferragudo, uno de los más bonitos de todo Portugal. Situado en la margen izquierda de la desembocadura del río Arade este pequeño pueblo consiste en un racimo de casas blancas que se observan mejor desde el mirador de la calle Infante Dom Henrique. Una pequeña playa también añade encanto a la estampa junto con los pequeños barquitos que se sitúan en un pequeño entrante del río. Visitar el pueblo es muy sencillo, ya que el casco antiguo es bastante reducido y vas poco a poco ascendiendo por las callejuelas hasta la bonita iglesia del pueblo. Desde allí un nuevo mirador nos da vistas a la desembocadura del río, la playa de Angrinha, y el castillo de São João do Arade, situado en un pintoresco promontorio rocoso. Una pena que no se pueda visitar.

Ferragudo, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                                     Ferragudo

Cruzamos el río para visitar la localidad de Portimao, una población importante y muy turística con algunas bonitas playas, aunque la presencia de enormes bloques de apartamentos junto a los propios acantilados le resta cierto encanto respecto a otros tramos de costa. Paseamos por un paseo urbano sobre la playa de los Tres Castelos, que destaca por las diferentes formaciones rocosas aisladas en el mar. Acabado el paseo seguimos por la parte superior de los acantilados sobre diferentes playas con sus habituales arcos, formaciones en la erosionada roca… Así llegamos a la playa de Vau. Allí provechamos para refrescarnos antes de iniciar otra ruta de senderismo desde la vecina playa de Alemao.

Playa de Vau, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                                 Playa de Vau

Esta zona de acantilados es realmente espectacular, la riqueza de las calas, entrantes del mar, acantilados y formaciones rocosas dan lugar a unos paisajes maravillosos. Dejando el coche en el aparcamiento de la mencionada playa de Alemao fuimos recorriendo todo el litoral pasando por diferentes calas como la de Joao de Arens, la del submarino o la de RF. Este tramo de costa es probablemente el que más nos gustó de todo el Algarve. Sí que hay que mencionar que el sendero es un poco más complicado que otros que habíamos realizado  ya que en algunas partes es bastante estrecho y desciende sobre el acantilado en algunos tramos no aptos  para personas que tengan vértigo. No es nada excepcional pero desde luego no es uno de los paseos a los que estábamos acostumbrados en otras zonas de acantilado del Algarve. El espectacular recorrido finaliza en la playa de Tres Hermanos.  Allí  comienza un extensísimo arenal, el de Alvor que llega hasta Lagos.

Playa de Alvor, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                              Playa de Alvor

Ya de vuelta al coche nos dirigimos precisamente al pueblo de Alvor. El pueblo es bastante interesante. Además del casco antiguo, que desemboca en el antiguo puerto de pescadores,hay alguna iglesia y algún edificio de interés. Es un pueblo con muchos restaurantes y bares, muy animado. La zona del paseo marítimo – en realidad junto a un brazo del río  que desemboca en el mar – es una zona muy pintoresca. Aquí también sobre las marismas que se forman en la desembocadura del río hay una gran red de pasarelas de madera que permiten recorrer toda esta zona y observar las aves que se congregan en la misma. Esta noche nos alojamos precisamente en Alvor.

DÍA 9:

Llegamos este noveno día de viaje a Lagos, la ciudad más conocida del Algarve. Aparte del propio pueblo su principal atractivo es otra fabulosa zona de acantilados que tienen su punto culminante en la Punta da Piedade, una de las estampas más reconocibles del Algarve portugués.

Casco antiguo de Lagos, Algarve, Portugal
                                                                                                                                            Casco antiguo de Lagos

Lagos se encuentra junto a la desembocadura de Bensafrim y al comienzo de otro fantástico tramo de acantilados. En el pueblo visitamos su casco antiguo, rodeado casi por completo de una imponente muralla donde varias puertas dan acceso al interior. La plaza Gil Eanes es el centro neurálgico del casco antiguo. Desde allí numerosas callejuelas se van extendiendo repletas de restaurantes y todo tipo de tiendas con productos típicos y souvenirs. Paseando vimos diferentes rincones realmente preciosos, así como la iglesia de Santo Antonio. Muchas de las callejuelas son empedradas por lo que es un placer darse una vuelta por ellas. Entre otros edificios destacados que vimos se encuentra el Mercado Municipal.

Ya fuera de las murallas encontramos el fuerte de Ponta da Bandeira, justo al inicio de la zona de playas. Es un buen mirador sobre la desembocadura del río. Y al otro lado del río nos encontramos con la marina de Lagos, una zona agradable para pasear y tomar algo en uno de los numerosos locales de restauración.

Punta do Piedade, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                        Punta do Piedade

Pero si algo destaca sobre todo en Lagos es la zona de costa acantilada con sus calas que se extiende hasta la Ponta do Piedade. Partiendo de la playa de Batata y pasando por un arco en los acantilados llegamos a la playa de Estudantes, donde un pintoresco puente aéreo une los acantilados con un afloramiento rocoso. La playa de Pinhao, la siguiente, nos ofrece ya una maravillosa panorámica hasta la Punta do Piedade. La siguiente playa, la de Dona Ana ya empieza a tener un buena colección de islotes rocosos en el mar, pero no es hasta la siguiente, la de Don Camilo, donde podemos ver ya una de las mejores de Lagos, con sus arcos y un impresionante anfiteatro rocoso.

Accedimos a la arena por unas escaleras de madera. Desde la playa de don Camilo el sendero de los acantilados sigue hasta la Ponta da Piedade pasando por unos paisajes impresionantes con calas y acantilados varios. Y así llegamos a la Ponta do Piedade, un maravilloso lugar, icónico de la costa del Algarve. Bajando por unas escaleras llegamos a una zona donde numerosos islotes rocosos con arcos y todo tipo de formaciones que dejan volar la imaginación  nos ofrecen un paisaje fabuloso. Allí mismo contratamos una excursión en barco por toda la zona. Y si ver esta zona desde los acantilados es una experiencia hacerlo desde el agua internándonos en cuevas, pasando por arcos etc… te deja sin palabras.

Acantilados cerca de Punta do Piedade, Algarve, Portugal
                                                                                                                 Acantilados cerca de Punta do Piedade

Tras la excursión en barco, desde la Punta seguimos recorriendo los acantilados hacia el otro lado, alejándonos de Lagos. Hay zonas muy bonitas también hasta llegar al mirador sobre la playa de Canavial.

Acantilados en Punta do Piedade, Algarve, Portugal
                                                                                                                             Acantilados en Punta do Piedade

Nuestra siguiente parada fue el pequeño pueblo de Burgau, un pueblecito de pescadores con su playa, donde una serie de callejones te llevan en descenso hasta un pequeño mirador sobre la playa y un zona donde se acumulan las barquitas de los pescadores. La imagen del pueblo desde las ruinas de un antiguo fuerte es preciosa. El pueblo es realmente pequeño y la visita es bastante corta pero merece la pena. Y un  poco más hacia el cabo San Vicente llegamos a Salema otra localidad de pescadores similar, con sus casitas y la playa con las barcas. En esta ocasión el pueblo es menos pintoresco pero también de paso hacia San Vicente se puede hacer una parada.

Burgau, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                                           Burgau

Esta noche nos alojamos en Praia da Luz, una localidad turística bastante grande con una bonita playa.

DÍA 10:

En este último día de recorrido por el Algarve, paramos en un par de playas por la mañana. La primera fue la de Zavial y la más interesante de Barranco. Son dos playas completamente aisladas en pequeñas ensenadas bajo los acantilados que dominan esta parte de la costa. El paisaje de esta zona es realmente muy diferente al del Algarve, son calas muy salvajes rodeadas de rocas con matorral.

Y tras esta zona de costa prácticamente virgen llegamos a Sagres, la última localidad antes de llegar al cabo de San Vicente. El pueblo en sí no tiene nada relevante para visitar, lo interesante es pasar el pueblo y llegar hasta la fortaleza de Sagres en el cabo  homónimo. La entrada a la fortaleza es de pago  - muy barato – y es la única forma de acceder hasta el final del cabo para disfrutar de las vistas. Nosotros recorrimos todo el perímetro disfrutando de las vistas desde los acantilados. A la derecha de la entrada hay una bonita capilla blanca muy fotogénica con el océano de fondo.

Sagres, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                                           Sagres

Saliendo de la fortaleza está muy cerca la playa del Tonel, en una pequeña bahía rodeada por los acantilados. Seguimos ya en coche el recorrido hasta el cabo de San Vicente y llegamos hasta la playa de Beliche, también en un entrante de los acantilados. Y un poquito más adelante hay otra pequeña fortaleza del mismo nombre. Y finalmente llegamos al Cabo de San Vicente, el extremo suroeste de Portugal y la península Ibérica. Allí hay un faro y sobre todo unas vistas maravillosas sobre los altos acantilados. Merece la pena pasearse por los alrededores del faro en ambas direcciones para disfrutar de los acantilados.

Cabo de San Vicente, Algarve, Portugal
                                                                                                                                                  Cabo de San Vicente

Y para volver en lugar de deshacer el camino decidimos dar un pequeño rodeo hasta las inmediaciones de la Torre del Aspa, donde hay un fabuloso mirador hacia la playa de Castelejo y la costa que se extiende hacia el norte por el Alentejo portugués. La vista de los acantilados con zonas de playa es espectacular. Y eso sí, ya fue la última vista de este fabuloso viaje. Desde aquí nos tocó deshacer el camino hasta Huelva donde dormiríamos esa noche ante de volver a casa al día siguiente.

Como resumen decir que el Algarve es una de las zonas más bonitas de costa que se pueden visitar en Europa, con unas formaciones naturales espectaculares. Y si se puede recorrer fuera de temporada alta, tanto mejor. En verano todas las calas y pueblos aparecen inundadas de turistas, pero por ejemplo en Mayo, el clima suele acompañar y no hay agobios en los diferentes puntos de interés.

Lugares de interés: