Lucerna, una ciudad de cuento

Lucerna es una encantadora ciudad medieval suiza situada en la orilla del enorme lago del mismo nombre y a los pies del Monte Pilatus, un espectacular mirador sobre la zona. En definitiva estamos hablando de una preciosa ciudad en un entorno natural incomparable. Los majestuosos Alpes a la orilla del lago Lucerna; el Kapellbrücke, su puente cubierto de madera; la moderna Kultur und Kongresszentrum; o el majestuoso monte Pilatus son sólo algunos de los atractivos que atesora esta ciudad que parece sacada de un cuento.

Lucerna rebosa encanto para el viajero. Las aguas del lago se ven surcadas por barcos de recreo, con el marco de aguas azules y verdes montañas, al lado de la vieja ciudad. La muralla de Musegg que protegió la ciudad en el siglo XV y de la que se conservan también nueve de sus torres es una de las mejor conservadas y más extensas del país. Los fabulosos museos de la ciudad entre los que cabe destacar el de transporte, el de las Bellas Artes, el cual es una obra de Jean Nouvel, el museo Picasso, el de Richard Wagner, en lo que fue su propia casa y en la que también vivió Nietzche y el de Historia Natural.

Panorama de la ciudad desde las murallas
                                                                                           Panorama de la ciudad desde las murallas

La ciudad vieja está repleta de monumentos civiles y religiosos, además de enormes y exquisitas casas burguesas. En cuanto a la ciudad nueva se pueden ver lujosos hoteles, el casino o innumerables tiendas. Además, a sólo 15 kilómetros de la ciudad se encuentra el monte Pilatus, con más de 2000 metros de altura y al que se accede, gracias al tren a cremallera cuyo ascenso es el más empinado del mundo o bien mediante un espectacular teleférico. Las vistas son realmente de las mejores que podemos disfrutar en Suiza, lo cual es mucho decir. Esta excursión es obligada si visitamos la ciudad.

DÍA 1:

El Kapellbrücke, el puente de la capilla, es seguramente el icono más conocido de la ciudad. Es una verdadera obra de arte de madera construida en el siglo XIV. Es el más antiguo de Europa de estas características, y nos permite cruzar el río Reuss mientras admiramos las pinturas de Heinrich Wägmann en su interior.  El Puente de la Capilla cruza desde el Teatro de Lucerna, en la orilla sur del Reuss hasta la Capilla de San Pedro en Rathausquai, y lo hace zigzagueando. Es un punto  ideal para empezar cualquier visita a esta maravillosa ciudad suiza. De hecho es el punto de acceso a la ciudad vieja de Lucerna, y tiene casi 205 metros de longitud. Completa la maravillosa estampa del puente la torre del agua, que ha sido desde una estructura defensiva, a una prisión y hasta sala de tortura. Se encuentra muy cerquita de la orilla sur del río. Las mejores vistas del puente las podemos disfrutar desde el puente peatonal de Rathaussteg – al oeste – o desde el Seebrücke – sobre la salida del río al lago, al este-.

Vista del Kapellbrücke
                                                                                                                             Vista del Kapellbrücke

Si continuamos por la orilla izquierda del puente (orilla sur) pasamos por bonitas terrazas y sobre todo por la magnífica iglesia de los Jesuitas (Jesuitenkirche), una gran iglesia de estilo barroco de Suiza. Esa iglesia da al río en una terraza con una escalinata preciosa. El interior, todo blanco y poco recargado, está decorado con pinturas. También se puede ver un hermoso púlpito de madera labrada y un gran órgano en la parte opuesta del altar mayor. Siguiendo río arriba pasamos por otro puente, el Reussbrücke, que también nos ofrece buenas vistas de la zona vieja y del río. Un poco más adelante llegamos a otro puente cubierto, menos conocido y fotogénico que el Kapellbrücke, pero igualmente espectacular, el puente Spreuerbrücke, dedicado al  tema de la muerte. Una bella capilla está situada en medio del puente. El puente está formado por dos segmentos y en la orilla norte – ciudad vieja – nos encontramos con la pintoresca Mühlenplatz situada junto al propio río y que ofrece preciosas vistas al puente. El Puente era una parte de la fortificación de la ciudad. Desde el puente se puede ver una buena vista general sobre el Nadelwerk, un artefacto para regular el caudal del río.

Reussbrücke
                                                                                                                                            Reussbrücke

Una vez visitados los puentes y las vistas del río nos internamos por la ciudad vieja. Nada más cruzar al casco antiguo por el puente partimos de a Mühlenplatz. Muy cerca de allí callejeamos hasta la Weinmarkt platz, una pequeña plaza rodeada de preciosos edificios, muchos de ellos con frescos en  sus fachadas. No muy lejos se encuentran la Kornmarkt, otra placita con más edificios pintados y una torre con un reloj solar que sobresale de los edificios circundantes, y que pertenece al ayuntamiento de Lucerna. El ayuntamiento es de estilo renacentista italiano y está cubierto con un techo de una granja de Berna. Las arcadas abiertas que dan al Reuss todavía sirven de sede al mercado semanal. Todas las casas que nos vamos encontrando son realmente espectaculares y están cuidadas  hasta el más mínimo detalle. Avanzamos hasta la Kapellplatz muy cerquita de la salida norte del Kapellbrücke y allí hay una bonita iglesia, la iglesia católica de St. Peters. Rodeando la iglesia llegamos al puente que nos ofrece una magnífica vista y desde allí recorremos de nuevo río arriba el preciso paseo del Rathausquai.

Rathausquai
                                                                                                                                            Rathausquai

Merece la pena callejear por cada rincón del casco antiguo porque las calles empedradas, las plazas y los edificios no tienen desperdicio. Desde la Múhlenplatz hicimos un segundo recorrido por la zona más interior del casco antiguo descubriendo nuevas calles y plazas como la Hirshenplatz con más fachadas decoradas exquisitamente. Demás e la arquitectura tradicional que podemos descubrir eta zona es una zona comercial muy animada. En las plazas también se pueden ver fuentes y monumentos coloridamente decorados al estilo  suizo.

Fachadas decoradas en el casco antiguo
                                                                                             Fachadas decoradas en el casco antiguo

Una vez disfrutamos de la zona vieja nos dirigimos a las murallas. La muralla de Lucerna es una de las más importantes del país y cuenta además de con las propias murallas con un  buen número de torres, algunas de las cuales se pueden visitar y desde donde las  vistas de la ciudad son espectaculares, con el río, los puentes  que lo atraviesan y como telón de fondo el lago y las montañas. Una verdadera imagen de postal. Para comenzar el recorrido por la muralla de Lucerna nos dirigimos a la primera de las torres desde el oeste, la Nölliturm. Esta es una torre circular a orillas del río y desde ella se empiezan a levantar las murallas por una pendiente rodeada de un parque, de forma que cuando llegamos a las siguientes torres la altura es considerable y las vistas también. Desde la siguiente torre, la Männliturm, la vista es ya preciosa con el puente Spreuerbrücke en primer plano. Desde aquí podemos ir caminando por las propias murallas y pasando por las sucesivas torres, que son  unas cuantas, disfrutando de vistas cambiantes de la ciudad y el lago. Algunas de las torres están también decoradas y tienen elementos como pinturas o relojes. En la torre Zeit pudimos ver el mecanismo interno del reloj. Esta muralla, el Museggmauer, la parte norte de la antigua muralla medieval, se extiende por 850 metros desde la orilla norte del Reuss a la orilla norte del lago. Es un paseo muy agradable, el que se puede hacer por las propias murallas, y en los segmentos en los que no se puede hay un camino que va paralelo a la propia muralla. La última torre se encuentra ya en las proximidades de la orilla del lago. 

Vistas desde las murallas
                                                                                                                       Vistas desde las murallas

  Tras bajar de las murallas, en un pequeño parque situado no muy lejos de la última torre al este se encuentra uno de los iconos de Lucerna: la estatua del león moribundo. Se trata de una escultura tallada en la propia roca de un pequeño lago y es realmente bonita. El león, que mide 10 metros de longitud está recostado y moribundo sobre un escudo. Muy cerca de allí encontramos el  Jardín de los Glaciares que alberga una formación geológica peculiar, y una exposición que muestra información sobre el mismo. Se pueden ver marmitas glaciares de la última glaciación ocurrida hace 20 000 años, así como fósiles marinos. Una vez arriba tras completar el paseo se disfruta de unas vistas espectaculares del monte Pilatus y Lucerna. El laberinto de espejos "Alhambra", que cuenta con 90 espejos y fue originalmente construido para la Exposición Nacional de Suiza en Ginebra, también se encuentra en el Jardín de los Glaciares.

Estatua del león moribundo
                                                                                                                    Estatua del león moribundo

Cerca del parque se encuentra un edificio que alberga el Bourbaki Panorama de Lucerna, un espectacular cuadro panorámico de más de 100 metros de largo que se expone en una sala circular con lo  que la sensación de estar en medio de la escena es espectacular. El cuadro ilustra la retirada del ejército francés en Suiza en un paisaje nevado y la visita es rápida y merece la pena. Siguiendo hacia el lago llegamos a la iglesia de Hofkirche St. Leodegar, una de las más bonitas que vimos en Lucerna.  Es una iglesia blanca por fuera y por dentro que cuenta con dos torres gemelas coronadas por dos tejados en punta.

Tras visitar la iglesia bajamos hasta la orilla norte del lago. Es un paseo precioso con numerosas terrazas y embarcaderos. Las vistas hacia la ciudad y el lago son preciosas. Seguimos por la orilla del lago hasta el Museo del Transporte de Suiza. Entramos a verlo ya que según teníamos entendido este museo era uno delos más completos de la ciudad y efectivamente no nos defraudó.  El museo recorre de una manera muy interesante  la historia del transporte y alberga un cine Imax, un bonito planetario y muchísimas piezas relacionadas con el tema incluyendo dos grandes aviones en el patio interior del museo. La visita al museo da para bastante pero tuvimos que abreviar pues aun siendo pleno verano cerraban a las 6 de la tarde. Tras salir del museo llegamos un poco más adelante hasta una playa artificial en el lago y después deshicimos el  bonito paseo hasta el centro por la orilla norte del lago.

Iglesia de St Leogard
                                                                                                                            Iglesia de St Leodegar

Cenamos en un local del centro, bastante caro como todo en Suiza, y para terminar el día nos dedicamos a ver la zona de los puentes y el casco antiguo  por la noche. Sin el bullicio de los transeúntes que abarrotan esta zona durante el día y con la iluminación nocturna la ciudad está preciosa. Y tras un día muy intenso nos fuimos al hotel.

DÍA 2:

El día siguiente lo dedicamos en gran parte a visitar el monte Pilatus, una excursión maravillosa que no te puedes perder si vistas la ciudad. El monte Pilatus es un espectacular mirador sobre el lago de Lucerna y la región circundante. Además el paisaje del propio monte y unas cortas pero interesantísimas rutas de senderismo hacen de la excursión una experiencia inolvidable. Al Pilatus (2132 metros) se puede subir en teleférico o en tren cremallera – dicen que el más inclinado del mundo – y por supuesto también andando haciendo senderismo. Otra opción es contratar un viaje circular desde la propia Lucerna que es la opción por la que nos decantamos nosotros. Desde Lucerna un ferry te lleva hasta Alpnachstad, donde tomamos el tren cremallera hasta la estación superior del Pilatus. La subida en tren comienza gradualmente y la parte más espectacular es la superior, donde la inclinación del tren es realmente espectacular. Una vez llegamos arriba hay varias  cosas para hacer. Lo que no te puedes perder son las impresionantes vistas que hay desde los diferentes miradores a los que se puede acceder caminando desde la estación.

Tramo final de la subida del tren cremallera al Pilatus
                                                                        Tramo final de la subida del tren cremallera al Pilatus

Nosotros empezamos por hacer un curioso sendero, el Dragon Trail, que recorre un pasadizo por el interior de la montaña con una especie de ventanas excavadas en la propia roca y que ofrecen vistas maravillosas. Es un sendero muy corto y asequible. En la  misma zona hay dos miradores excepcionales, el de Chriesiloch y el más cercano de Oberhaupt. Ofrecen vistas maravillosas cualquiera de los dos. Y por último en esa misma vertiente de la montaña pudimos ir hasta el Tomlishorn, aunque para este hay que andar un poquito más. De todas formas el camino a este último mirador es realmente precioso: vas caminando por la ladera de la cresta, bajo  las cimas en un camino  perfectamente balizado y que pasa por algunos túneles de roca.  Tras visitar toda esta zona de miradores y montañas volvimos a la estación del tren-teleférico y subimos al último mirador, al del Esel en la otra vertiente de la montaña. Las  vistas una vez más son excepcionales, con Lucerna y el maravilloso lago  con sus entrantes a nuestros pies. Es una de las vistas más bonitas que se pueden tener en Europa.

Vistas desde uno de los miradores del Pilatus
                                                                                    Vistas desde uno de los miradores del Pilatus

En recorrer todos estos senderos y miradores pasamos toda la mañana y parte de la tarde. Una vez que quedamos satisfechos con todo lo que habíamos visto iniciamos el camino de vuelta, esta vez en teleférico hasta Kriens. El teleférico tiene dos tramos. En el primero de ellos, el más espectacular, pudimos ver una pintoresca capilla al borde de un acantilado en una cima secundaria del Pilatus. Tras seguir bajando llegamos a la estación intermedia, donde había diferentes actividades para los turistas así como un par de músicos tocando el cuerno alpino, un instrumento muy pintoresco formado por un tubo que llega hasta el suelo. Tras cambiar de teleférico regresamos a Kriens, donde un tren nos dejó de nuevo en el centro de Lucerna. Una excursión  memorable sin duda.

Ermita vista desde el teleférico de bajada
                                                                                            Ermita vista desde el teleférico de bajada

Una vez en Lucerna aprovechamos para visitar algunas de las cosas que nos habíamos dejado el día anterior. El Centro de convenciones al lado del lago en el centro de la ciudad fue diseñado por Jean Nouvel. Es un edificio espectacular tanto por su arquitectura como  por el entorno que lo rodea. La propia estación de ferrocarril de Lucerna es otro edificio encantador con un hall de entrada con el techo transparente. El principal portal de la antigua estación de tren es hoy una puerta en la Plaza de la estación. Y remontando el río por la orilla sur llegamos a la iglesia de Franziskanerkirche, otro  bonito edificio. Callejeamos un poco por esa zona en la orilla sur donde también hay algún edificio interesante y ya sin tiempo para más nos volvimos al hotel para descansar de un día muy intenso.

Centro de convenciones de Lucerna
                                                                                                     Centro de convenciones de Lucerna

DÍA 3:

El tercer día nos dirigimos también a hacer una excursión en los alrededores de Lucerna, en concreto visitamos es espectacular ascensor de Hammetschwand. Se trata de un ascensor vertical que salva más de 150 metros en un minuto y está literalmente colgado sobre un acantilado en el lago de Lucerna. Las vistas son impresionantes. Su estilizada silueta, que parece una especia de cohete espacial vintage, es visible desde el lago. Para llegar  hasta aquí lo mejor es coger un barco desde Lucerna, que además era otra de las  cosas que queríamos hacer. Con este barco nos ahorramos el crucero por el lago y llegamos al embarcadero de Kehrsiten-Bürgenstock.

Ascensor de Hammetschwand
                                                                                                               Ascensor de Hammetschwand

Desde allí un funicular nos lleva hasta el resort de Bürgenstock. Y una vez fuera del funicular podemos seguir un sendero hasta la  base del ascensor o bien hasta la parte superior. Nosotros seguimos el sendero inferior, que es un sendero muy conocido como Felsenweg, y que es una verdadera maravilla, pues está directamente tallado en el acantilado que da al lago y nos proporciona unas vistas maravillosas. En poco más de media hora llegamos a la base del ascensor – el sendero es un sendero acondicionado para hacerlo incluso con carros de niño -.

Sendero Felsenweg
                                                                                                                                 Sendero Felsenweg

Allí tomamos el ascensor y la experiencia es maravillosa. Solo dura un minuto  y la primera parte vas por el interior de la roca pero cuando sales a la zona abierta las vistas y la sensación de estar volando son espectaculares. El ascensor termina en una plataforma muy estrecha que nos conduce a un restaurante. Es un  lugar donde te puedes quedar contemplando las vistas todo el tiempo que quieras. Es realmente una vista del lago maravillosa. Para la vuelta decidimos volver andando hasta el funicular desde el ascensor y aunque es todo cuesta abajo vas por la zona de la montaña que no ofrece vistas al lago por lo que puede ser más interesante deshacer el camino en el propio ascensor. Si vas con tiempo también desde la estación superior del ascensor parten varias rutas. 

Vistas desde la estación superior del ascensor
                                                                                   Vistas desde la estación superior del ascensor

Tras disfrutar de una preciosa mañana deshicimos el camino con barco y funicular hasta Lucerna donde llegamos ya entrada la tarde. Y esta última tarde la dedicamos a pasear por la orilla oeste y sur del lago desde Lucerna. Tras pasar por el palacio de congresos llegamos a la zona de partida de diferentes cruceros y viajes por el lago y llegamos a un parque, el Ufschötti, a orillas del lago. Es un paseo muy agradable y tras pasar por un puerto deportivo se llega a otra zona verde donde se encuentra el museo de Richard Wagner, que ya por la hora estaba cerrado. Y tras deshacer el camino hasta el centro aprovechamos para callejear de nuevo por la zona vieja donde cenamos y terminamos esta maravillosa visita de tres días a Lucerna.

Vistas desde el lago  hacia Lucerna
                                                                                                      Vistas desde el lago  hacia Lucerna

Cabe destacar que lo que es la ciudad se ve perfectamente en un día pero las excursiones al Pilatus y al ascensor de Hammetschwand son completamente recomendables. Constituyen una mezcla de turismo de ciudad y naturaleza espectacular. Pocas ciudades podrán presumir de tener unos atractivos naturales tan espectaculares en sus inmediaciones. Y sobre los precios destacar que en Suiza todo es bastante caro en  comparación con España, desde la comida, los hoteles, los desplazamientos en tren, barco, teleférico… por lo que el presupuesto de la escapada se eleva considerablemente, aunque desde luego es una de las pequeñas ciudades más bonitas de Europa.

Puntos de interés en Lucerna:

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