Tossa de Mar, una ciudad amurallada en la Costa Brava
Ahora que nos acercamos al verano es la época ideal para visitar este precioso enclave de la Costa Brava gerundense. Tossa es un precioso pueblo coronado por los restos de su castillo que cierran una magnífica bahía de aguas cristalinas donde se encuentra una de las playas urbanas más bonitas de esta zona del Mediterráneo. Y es que además de su precioso casco antiguo Tossa nos ofrece una fantástica playa donde darnos un chapuzón mientras contemplamos las murallas y el castillo. Este antiguo pueblo de pescadores es un importante destino turístico que cuenta con una gran cantidad de playas, calas y acantilados que crean un paisaje espectacular.
Tossa de Mar es un pintoresco pueblo de playa en la Costa Brava. Una de las principales atracciones (aparte de las playas) es que además del turismo de playa Tossa es una ciudad histórica con ruinas muy bien conservadas y un bonito castillo. Éste está en un promontorio costero sobre la antigua ciudad medieval amurallada, la Vila Vela - un monumento protegido -. Este emplazamiento ofrece magnificas oportunidades para la fotografía.
A Tossa llegamos por una sinuosa carretera que desde la autopista nos acerca a la costa a través de unas montañas con la característica vegetación mediterránea. Dejamos el coche en un parking en la entrada del pueblo y nos dirigimos a la zona vieja, el barrio de sa Roqueta . Las estrechas calles empedradas en el barrio histórico están plagadas de tiendas de souvenirs, antiguas casas, cafeterías y restaurantes. Es una zona con mucho encanto a pesar de la explotación turística. En la Plaza España nos encontramos con una pequeña iglesia que divide en dos la calle que nos lleva a la zona del castillo y crea una de las imágenes más pintorescas de esta zona peatonal de casitas blancas. Un poco más al interior en otra pequeña plaza se encuentra la iglesia de la localidad con una bonita fachada y un interior bastante sencillo.
Tras pasar por esta zona accedemos a la zona amurallada que se levanta sobre un promontorio. Entramos en la Vila Vella por una puerta en la muralla y unas escaleras nos permiten subir a lo alto de las murallas para disfrutar de grandes vistas de la zona exterior. Iniciamos el ascenso por las callejuelas empedradas y llegamos al museo municipal, la antigua casa del gobernador que se remonta al siglo XIV y ahora es un museo con reliquias que se remontan desde la prehistoria hasta la Edad Media. Entramos a verlo. Se ve bastante rápido pues la colección no es muy extensa. Justo desde allí podemos acceder a otro tramo de muralla para disfrutar de fantásticas vistas y una abertura en la misma muralla nos lleva a una terraza con fantásticas vistas a una pequeña cala y al litoral de la Costa Brava. Se trata de la pequeña playa de Codolar, diminuta pero muy pintoresca bajo las murallas del castillo.
Seguimos el ascenso por la colina y además de las preciosas callejuelas con sus casitas de piedra podemos salir a la parte de la colina por un sendero que nuevamente nos ofrece vistas espectaculares, ya que son cada vez mejores según vamos ascendiendo. Y así llegamos al faro, donde hay una fabulosa terraza con vistas al mar y se puede acceder a un mirador en las proximidades con vistas a la costa, hacia la misma zona por la que hemos ascendido.
Tras disfrutar de las vistas iniciamos el descenso por la otra cara de la colina y allí llegamos a las ruinas de una iglesia, la Iglesia Gótica de Sant Vicenç. Son un unas ruinas muy pintorescas y desde esta zona ya tenemos vistas a la zona del pueblo y la playa principal, las mejores vistas que nos ofrece la zona amurallada. Según descendemos vamos parando en varios puntos y miradores con vistas maravillosas de la playa y de la costa de calas que se extiende hacia el norte.
Aunque esta zona de la Vila Vella es bastante pequeña, conviene recorrerla a conciencia pues las callejuelas y las casitas de piedra son preciosas. Tras pasear por las escondidas callejuelas descendemos por un paseo hasta la playa abandonando el recinto amurallado por otra de sus puertas. Aquí también hay un tramo de muralla al que podemos subir para disfrutar de las excelentes vistas. Una vez en la playa recorremos la misma por una parte de paseo – no es que haya un gran paseo peatonal como en otras localidades costeras – y por la misma playa hasta llegar al otro extremo de la pequeña bahía. En este punto se levanta un promontorio con una estatua de la Diosa Minerva que nos ofrece la mejor vista de la zona amurallada, la típica foto de postal de Tossa. Desde aquí se aprecia perfectamente el recinto amurallado. En la muralla se pueden ver cuatro torreones y tres torres cilíndricas. Las torres más emblemáticas son la torre d’en Joanàs, que preside la bahía; la torre de las Horas, situada a la entrada del patio de armas y la torre de es Codolar, junto al mirador de la cala de Codolar.
Avanzamos un poco más hacia el norte y enseguida llegamos a otra preciosa cala, la de Mar Menuda, que acaba en una zona de rocas y un pequeño islote que confieren al conjunto una belleza singular. Es otra calita muy pequeña pero preciosa y con aguas cristalinas como es propio de toda esta zona de la costa catalana. Tras comer algo en uno de los numerosos restaurantes que podemos encontrar en el pueblo fuimos a visitar las ruinas romanas de la Villa Romana dels Ametllers, en la Avenida del Pelegrí. Son unas ruinas modestas pero merece la pena echar un vistazo. Se puede ver una piscina, unos mosaicos en el suelo y restos de algunas construcciones agrícolas. Y antes de dejar el pueblo lo que hicimos fue llegar hasta un mirador sobre la playa de Codolar. Se accede por la calle es Cars que discurre paralela por la parte exterior de la muralla en la zona sur. Se llega a un punto donde la vista sobre la playa de Codolar y la muralla es preciosa.
Y por fin dedicamos lo que quedaba del día a visitar algunas de las calas que rodean la localidad. Aparte dela maravillosa playa Grande situada en el núcleo urbano hay 14 kilómetros de maravillosas playas de arena y calas en total en el municipio de Tossa. Pudimos ver calas como cala Morisca a 5 kilómetros al sur de Tossa, o Llorell a 3,5 kilómetros al sur. También visitamos brevemente Portopí en esta misma zona. Concretamente en la cala Llorell pudimos disfrutar de un baño en aguas cristalinas y con numerosos pececillos. Además hay un paseo de ronda que atraviesa las rocas entre calas por una serie de pequeños túneles que son extremadamente pintorescos y permiten disfrutar de un precioso paisaje costero. Al norte visitamos la cala Giverola y la cala Pola, también preciosas. La cala Pola, ubicada a 4 kilómetros del municipio, está rodeada por una bella formación rocosa que conforma uno de los paisajes más singulares de la Costa Brava. Y es que esta zona de calas del litoral de la costa Brava es preciosa. Probablemente la más bonita después de la de Begur. Y así visitando las diferentes calas acabamos este fantástico día en Tossa de Mar. Esta zona de calas da para varios días si lo que queremos es disfrutar de la playa y de la costa.
Y por último, sólo comentar que tras visitar las calas nos alojamos en el mismo Tossa y la vista del frente marítimo y especialmente de la zona amurallada del castillo con la iluminación nocturna es espectacular. Merece la pena darse un paseo para disfrutar de esta maravilla de vista.