Los pueblos más bonitos de Flandes
De la misma manera que hace un tiempo dedicamos un post a los pueblos más bonitos de Valonia ahora recorremos Flandes y pasamos por algunos de sus grandes tesoros. Esta histórica región situada al norte de Bruselas alberga algunos maravillosos y muy conocidos pueblos por su larga historia. Flandes al igual que Valonia es fabulosa para hacer una escapada por su cercanía a España, lo que permite incluso acercarse en coche. Y si no, el aeropuerto de Bruselas se encuentra realmente cerca. En este recorrido dejamos aparte las grandes ciudades de Brujas, Amberes y Gante, de las que ya hablamos en otras ocasiones y nos centramos en los pequeños pueblos que salpican la región y que fruto de su riquísima histórica albergan un patrimonio cultural y artístico de incalculable valor.
Malinas
El principal atractivo de esta histórica ciudad es su preciosa y enorme catedral -St-Romboutskathedraal - que se levanta en el centro del pueblo tras una preciosa plaza rodeada delas típicas casas tradicionales flamencas. La vista de la catedral con las preciosas casitas de la plaza justo delante es de postal. Además de visitar su precioso interior merece mucho la pena subir hasta la torre – unas 500 escaleras nos conducen a la cima – para disfrutar de unas espectaculares vistas no solo del pueblo sino de buena parte de la región, con Bruselas o Amberes en la distancia. Ya fuera de la catedral, en la plaza, destaca sobremanera el impresionante edificio del ayuntamiento, Stadhuis, con aspecto de un fabuloso y romántico castillo medieval.
Además de la catedral si eres aficionado al arte no puedes perderte el museo Gabinete Artístico del Loco, con obras famosísimas e interesantísimas. Otra iglesia más pequeña, la de San Juan alberga un fabuloso tesoro, la Adoración de los Magos de Rubens. Y es que para ser una ciudad tan pequeña es impresionante la cantidad de obras de arte que alberga Malinas.
Pero no todo es arte en Malinas. También pudimos visitar el Museo y Centro de Documentación del holocausto, albergado en un edificio moderno en forma de torre y que alberga mucha información sobre las deportaciones que se produjeron desde Malinas en la segunda guerra mundial. También hay un Museo de los Juguetes que sin embargo no visitamos. Merece mucho la pena pasear por las callejuelas alrededor de la plaza y la catedral y también por el barrio de Begijnhof, uno de los más interesantes y típicos de la ciudad. Paseando por la ciudad también encontramos alguna otra iglesia y el palacete delos juzgados con unos preciosos jardines interiores. Este edificio fue uno delos más importantes del Renacimiento en Flandes. Y para darnos un buen paseo y ver Malinas desde otra perspectiva no pudimos dejar de dar un paseo por el Dijlepad, una especie de pasarela fluvial que recorre parte del trazado del río Dyle, que atraviesa la ciudad. Es un paseo muy agradable y que permite ver una zona de la ciudad también muy interesante desde el punto de vista arquitectónico.
Muy cerquita de la ciudad pudimos visitar también un antiguo campo de concentración nazi, Fort Breendonk. Se trata de un edificio con aspecto de fuerte militar con su foso incluido y donde se pueden recorrer los corredores y patios interiores donde hay información sobre las actividades que aquí se llevaron a cabo. No es tan dramático ni tan impresionante como Auschwitz pero si tienes un rato y te interesa el tema es una visita interesante.
Lovaina
Lovaina es una ciudad universitaria y eso se nota por el ambiente que hay en sus calles desde el momento que llegas. Desde el punto de vista del visitante destaca sobre todo la propia universidad y el espectacular edificio del ayuntamiento. Empezamos la visita por el maravilloso edificio del ayuntamiento, el edificio gótico flamenco más espectacular que pudimos ver en toda Bélgica. Las innumerables torres que componen la fachada nos hacen presenciar un edificio de cuento de hadas. Paseando por la ciudad se pueden encontrar también algunas iglesias como la de St Pieterskerk, que alberga obras de arte fabulosas. Otro fabuloso edificio en la línea del ayuntamiento es la Biblioteca de la Universidad. El edificio es espectacular y se puede subir a la torre para disfrutar de unas bonitas vistas. Sin embargo el acceso al interior del edificio solo puede hacerse en determinadas fechas así que nos quedamos sin verlo. También en la zona de la universidad está el Cloth Hall, otro fabuloso edificio que servía de fábrica de ropa en el pasado.
Merece la pena pasear por el barrio antiguo de la ciudad, Groot Begijnhof, una zona realmente bien restaurada y que nos permite hacernos una idea de cómo era la ciudad en el pasado. Aquí también pudimos ver una bonita iglesia, la de Sint Jan De Doperkerk. No muy lejos de allí caminamos hasta el Oude Markt, una preciosa plaza alargada rodeada de las típicas casitas belgas, muy similares a las que habíamos visto otras veces en Holanda. Es una de las zonas más pintorescas de la ciudad.
Otra visita interesante es el Hustaruz, el museo del antiguo hospital de la ciudad. Allí se encuentran numerosos objetos históricos y salas de enfermería del antiguo hospital.
Damme
Llegamos a Damme atravesando la zona de los Polders, una región con encanto salpicada por granjas, molinos, y ganado pastando en verdes prados cerca de pintorescas poblaciones. Damme es una de esas poblaciones con un encanto medieval, un pueblecito cercano a Brujas y al mar y formado por poco más de cuatro callejuelas cercanas a un canal que llega hasta Brujas.
La plaza principal del pueblo y la iglesia son las principales atracciones del pequeño pueblo. Y de hecho lo primero que hicimos fue subir al campanario de esta iglesia para disfrutar una vez más de una atalaya privilegiada. Las vistas desde aquí son hacia la zona rural y de campo que nos rodea. La plaza principal del pueblo, aunque pequeña, es muy bonita y tiene mucho encanto con otro precioso ayuntamiento, una versión más pequeña pero de similar estilo a los de las ciudades que habíamos visitado.
Entramos en un pequeño museo local para ver una pequeña exposición sobre las tradiciones de la población y su historia. También dimos un paseo junto al canal que lleva hasta Brujas y por donde un pintoresco barco hace el recorrido a diario. Una fabulosa manera de visitar Brujas. En las orillas del canal se pueden ver algunos de los típicos molinos de la zona y también por allí vimos algunos restos de las antiguas murallas de la población. Recorrimos las cuatro calles del pueblo, encantadoras, aunque no dan para mucho porque el pueblo es realmente pequeño. Sin embargo es uno de los pueblos que con razón está considerado como los más bonitos de Bélgica.
Alrededor del pueblo hay un bosque y muchas rutas para pasear en bicicleta, ya que el entorno es realmente maravilloso. Es un verdadero remanso de paz y naturaleza.
De Haan
De Haan es uno de los pocos pueblos dela estrecha franja costera que tiene Bélgica. Es un pueblecito turístico pero con mucho encanto, con sus casas preciosamente decoradas. A pesar de ser una localidad turística el mal clima reinante en el país hace que no esté ni mucho menos masificado y mantenga un encanto maravilloso. Es un fantástico lugar para relajarse y pasear por la orilla del mar. Y de hecho esto es lo que más nos gustó del pueblo, el paseo que dimos por su extensa playa y su parque natural repleto de dunas junto a un bosque que invita a practicar el senderismo. Pudimos ver además un precioso molino de viento y un bonito faro en el medio de las dunas. Sin duda todo muy pintoresco. La zona de paseo marítimo es también encantadora con las pequeñas y cuidadas casitas alineadas frente al mar. Sin embargo merece mucho más la pena pasear por la zona natural de las dunas.
La verdad es que el pueblo no tiene mucho más que sus bonitas casas y la zona de dunas de la playa pero es un sitio fabuloso parar a pasear y disfrutar de uno de los pocos lugares de playa en Bélgica.
Diksmuide
Diksmuide es una pequeña ciudad cercana al río Yser. Paramos inicialmente en la Plaza Central donde vimos el Ayuntamiento, la Iglesia de San Nicolás y muchas casitas con las típicas fachadas preciosas. La pena es que en lugar de ser un espacio peatonal está completamente ocupada por un aparcamiento que afea el conjunto, aunque sigue teniendo su encanto. El edificio del ayuntamiento es otro fantástico ejemplo del gótico flamenco, al que ya nos habíamos acostumbrado tras visitar varios pueblos de la zona. Junto al río visitamos la impresionante torre IJzertoren, un monumento bélico con exposiciones sobre la primera guerra mundial. La torre es realmente alta y se puede subir a la parte superior para disfrutar de vistas sobre el pueblo y sobre buena parte de la región. Un canal recorre parte del pueblo y aunque no es demasiado interesante sí que dimos un paseo por el mismo.
Tras dejar el centro nos paramos en Dodengang, una antigua trinchera de la guerra. Se conserva un buen tramo de trinchera tal y como debió ser en la guerra y la verdad es que impresiona bastante. Hay una pequeña exposición con información sobre la guerra y las batallas que se libraron en la zona. Es una experiencia realmente interesante la visita. Muy cerca pasamos también por el cementerio alemán donde hay numerosas tumbas señaladas simplemente con unas placas rectangulares.
Veurne
Veurne es otro apacible pueblecito del Flandes rural, también a orillas del Yser, y que también alberga una preciosa plaza central, la Grote Markt. Veurne es bastante más grande que otros pueblos como Damme y eso se nota en las dimensiones de su plaza. Aunque también se usa como aparcamiento, la presencia de las casitas de piedra, la iglesia de Sint-Walburgakerk y el ayuntamiento – con una impresionante torre campanario - conforman otro espacio precioso. En el palacio de justicia que también se encuentra en la plaza visitamos la oficina de turismo para adquirir un mapa del pueblo y tener localizados sus principales puntos de interés.
Visitamos el Centro de Interpretación de la Primera guerra Mundial donde nos empapamos un poco de la historia de esta pequeña ciudad, que presume de ser la única ciudad libre belga durante la guerra con Alemania. También visitamos el interior de la iglesia que alberga varias obras de arte de importancia. Paseamos por el centro y las callejuelas alrededor de la plaza principal y llegamos a un parque bastante amplio y agradable con un bonito kiosko de música.
Saliendo del pueblo la región que lo rodea es realmente idílica, con prados verdes, molinos y unas estampas muy típicas de la vecina Holanda. Un sitio maravilloso para relajarse y pasear.
Oudenaarde
Nos encontramos con otro pueblo algo más grande que os anteriores y como no podía ser de otra manera empezamos la visita por su plaza central. La plaza en este caso en quizás menos atractiva que otras ya que las casas son menos pintorescas y solo se conservan unas pocas realmente interesantes. Sn embargo el edificio del ayuntamiento, que ocupa uno de los laterales de la plaza, es precioso, con su profusa decoración y su torre del reloj. Pudimos visitar el interior que alberga una serie de colecciones de arte para disfrutar del fantástico edificio por dentro. Y es que pegado al ayuntamiento se encuentra un museo con fantásticas colecciones de tapices y otros tipos de obras de arte. En la misma plaza también vimos la bonita iglesia de Sint-Walburgakerk.
Otro de los atractivos de la ciudad es el centro del Tour de Flandes, una prueba ciclista de renombre internacional. En este centro pudimos ver curiosidades y mucha información de la historia de esta prueba. Desde luego, una visita obligada para los aficionados a este deporte. Paseando por las calles encontramos otras edificaciones de interés así como varias esculturas muy interesantes. Llegamos a orillas del río Escalda, donde hay un bonito paseo donde encontramos otra construcción sobresaliente, la iglesia de Pamele, cuyo interior pudimos visitar. También en Oudenaarde encontramos un Beaterio, una especia de barrio formado por casitas que utilizaban mujeres religiosas y donde hay una pequeña capilla y con bastante encanto.
Paseamos por el parque de la ciudad, el Ravelijn Liedtspark donde hay un bonito lago y un palacio precioso: el palacio Liedts, una estampa de postal con el lago delante. Y ya dejando el pueblo pudimos ver desde el coche la antigua estación de tren, otro gran edificio de ladrillo.
Ypres
Ypres es una pequeña ciudad o al menos un pueblo bastante más grande que los otros que recorrimos en este viaje. Y de eso se da uno cuenta nada más llegar, ya que su ayuntamiento en la plaza principal es espectacular y enorme comparado a los otros que se pueden ver en esta región. El ayuntamiento es en realidad una antigua lonja de paños y junto con la catedral son los dos monumentos más importantes de la ciudad. En el interior del edificio de la lonja de paños hay un interesante museo sobre la primera guerra mundial. Visitamos el interior de la catedral y después seguimos la calle Menenstraat que nos condujo hasta la puerta de mismo nombre. Allí hay un monumento dedicado a los ejércitos ingleses, cuyos soldados fallecidos en las batallas de Ypres se encuentran grabados en la puerta. Todos los días por la tarde se celebra un homenaje a los caídos en la mencionada puerta.
Desde la puerta parte un buen tramo de las murallas defensivas de la ciudad. Y aquí podemos encontrar muchas Casamatas, unas estructuras subterráneas que servían para el refugio de las tropas y que hoy en día se encuentran ocupadas por bares, restaurantes… Toda esta zona que rodea el centro histórico está acondicionada como parque y es un lugar muy agradable para pasear. También merece la pena callejear un poco por las animadas calles del centro histórico ya que la arquitectura de las casas es realmente bonita y las hay de muchos tipos. Las calles del centro son empedradas pero no peatonales.
Saliendo del pueblo se pueden visitar las trincheras en la conocida como Colina 62, el Bosque Santuario. Se encuentran en el interior de un bosquecillo y se conservan muy bien. La visita aunque breve merece mucho la pena.
Dendermonde
Este pueblo poco conocido es una de las joyas de Flandes. Su plaza central es realmente espectacular, con su antiguo ayuntamiento como pieza más destacada. Se trata de un precioso edificio que tiene un maravilloso campanario y que aquí nos enteramos de que formaba parte de un conjunto de campanarios extendidos por todo Flandes y que están catalogados como Patrimonio de la Humanidad. Visitamos el interior donde hay una exposición sobre la reconstrucción de la ciudad tras la primera guerra mundial y una interesante exposición de arte. Y la plaza que además es peatonal está completamente rodeada de edificios preciosos. Uno de ellos alberga un pequeño museo de arqueología donde hay un esqueleto reconstruido de un mamut. Saliendo de la plaza por uno de sus laterales también se encuentra un fabuloso edificio de piedra que alberga el Juzgado.
Otro lugar interesante del pueblo es la plaza del Pescado donde además en uno de sus laterales podemos ver el imponente edificio de la Abadía benedictina. La plaza no es bonita pero el edificio merece la pena. Y paseando por el centro histórico pasamos por la iglesia de Onze-Lieve-Vrouwekerk, que alberga una buena colección de obras de arte. Paseamos por la orilla del río, un bonito recorrido por la ciudad, y nos acercamos al Beaterio. Estos beaterios – comunidades donde mujeres religiosas vivían retiradas del mundo – son bastante comunes en Flandes. Y concretamente en éste pudimos ver un museo en tres de estas pequeñas y modestas viviendas que nos muestran como era la vida en estos recintos. Una visita interesante.
En la oficina de turismo también nos informaron de un recorrido de unos 3 km por el pueblo y alrededores para ver restos de su historia militar, fortificaciones…. Solo nos dio tiempo a hacer una parte pero puede ser una buena opción para conocer otras partes del pueblo.
Sint-Martens-Latem
A este pequeño pueblo llegamos aconsejados por unos de nuestros anfitriones en el B&B que habíamos pernoctado. Es realmente un pueblo muy desconocido y he tenido dudas sobre si incluirlo en la lista de pueblos más bonitos de Flandes. Pero al final lo he hecho porque aunque no es un pueblo como los demás – no esperes encontrarte un casco antiguo ni una monumental plaza ni nada por el estilo- es un pueblo muy tranquilo de pequeñas casas separadas por grandes espacios y con numerosas galerías de arte. El rincón más pintoresco lo encontramos a orillas del río Lys. Allí un embarcadero en una amplia zona verde en un meandro del río y la cercana iglesia forman un rincón de lo más pintoresco. Saliendo de aquí por una pequeña carretera ya te adentras en una zona rural de prados y pequeños bosques. En definitiva es un pueblo que es un remanso de paz y tranquilidad, y muy cercano a Gante, por lo que puede ser una buena base para alojarse y visitar ésta última.
En definitiva que no es uno de los pueblos imprescindibles de la región pero si te sobra tiempo seguro que disfrutarás dando un paseo por aquí especialmente en la zona del río.
Lier
Lier es una de las más encantadoras poblaciones que visitamos en Flandes. Tiene también cierto tamaño y fue la que más no recordó a la preciosa Brujas. Dejamos el coche fuera del casco histórico y atravesando uno de los preciosos canales que rodean la almendra central de la ciudad llegamos aseando por las preciosas calles adoquinadas a la plaza central. Allí por supuesto no podía faltar el ayuntamiento con su fabuloso campanario, patrimonio de la Humanidad. La plaza está conformada por una preciosa colección de casitas de piedra con fantásticas fachadas donde también hay una coqueta capilla, conocida además como la capilla española. Otro de los edificios más bonitos de la plaza es la Casa de los Carniceros o Vleeshuis. Hay unos leones de piedra que vigilan ambos lados de la escalera de entrada al edificio.
Muy cerquita de la plaza encontramos la puerta de la ciudad, Gevangenenpoort, ricamente adornada. Esta puerta conocida como la puerta de los Prisioneros, fue utilizada como prisión. Avanzando por una alargada plaza llegamos a la torre Zimmer que tiene un maravilloso reloj astronómico, comparable en riqueza ornamental al de Praga por ejemplo. Pudimos visitar el interior de la torre donde se pueden ver los engranajes del ingenio. Al mediodía el reloj se pone en marcha y a través de una puertecilla que se abre, aparecen una serie de autómatas que representan las etapas de la vida. Y junto a la torre hay un museo dedicado al relojero autor del fabuloso reloj autonómico.
Seguimos paseando por las callejuelas y encontramos otro Beaterio, tan típico de la región, en este caso bastante amplio y con numerosas casitas que rodean a una iglesia, la de Santa Margarita. También hay un calvario y es un lugar que rezuma paz y tranquilidad. De nuevo en el centro de Lier llegamos a una de las iglesias más imponentes que vimos en Flandes, la de San Gummarus. Su torre tiene más de 400 campanas y más de 80 metros de altura. Pudimos subir hasta la parte superior de la torre para disfrutar de vistas del precioso pueblo. El interior de la iglesia también realmente merece la pena.
Y algo que realmente merece la pena en Lier es pasear junto al canal rodeando la parte antigua de la ciudad. Los canales son preciosos, similares a los de Brujas, aunque algo más pequeños y disfrutamos de todo el recorrido admirando la fabulosa arquitectura de las casas y los puentes que cruzan los diferentes recorridos del agua,adornados con flores. Y por último nos dimos un paseo por el parque de la ciudad, con bonitos canales, puentes… Allí también encontramos un monumento muy conocido de la ciudad, que consiste en un pastor con un rebaño de ovejas.
Los pueblos más bonitos: